La DGE no priorizará la educación sexual en las escuelas

Aseguran que el Programa de Educación Sexual Integral no funcionó cómo se esperaba y que todavía existe mucha resistencia de padres y los mismos docentes.


La educación sexual en las escuelas públicas sigue siendo un tema escabroso para la Dirección General de Escuelas que ya admitió que no llevará a cabo ningún avance en materia de adaptación de contenidos. Aseguran que su abordaje permanecerá “estacionado” y prefieren darle prioridad a otros temas como el bullying. El programa federal será revisado.


Pese a los esfuerzos de las administraciones anteriores en instalar la educación sexual como una necesidad, este año será sometido a un proceso de revisión tanto de contenidos como de metodologías. El motivo reside en la resistencia de padres e incluso, algunos docentes, que no concuerdan con los objetivos planteados por la Ley Nacional de Educación Sexual Integral.


María Julia Amadeo, directora de Planificación de Calidad Educativa, explicó a Diario Vox que se buscará primero lograr un consenso en la comunidad educativa antes de definir una dirección. “Por ahora, el tema está estacionado”, reconoció la docente y explicó que su avance “depende en buena parte de la DOAITE, un área que aún está en una etapa de reorganización interna”.


Según la docente, el principal obstáculo a vencer son los denominados “objetores de consciencia” que no permiten su abordaje tal cual lo impone la norma nacional. “Hoy nos encontramos entre dos posiciones. Por un lado el perfil aperturista de la ley. Y por otro lo que quieren los padres para sus hijos. Y desde el Estado no nos podemos oponer a su voluntad”, recalcó.


Entre los puntos sensibles se encuentra el debate sobre “sexo y género”, que pese a la vigencia desde 2012 de la Ley Nacional 26.743 de Identidad de Género, aún genera controversia entre familiares y docentes. No obstante, admite una “amplia riqueza en contenidos en materia de articulación del afecto, la relación con los semejantes y las enfermedades de transmisión sexual”.


Pero no toda la oposición viene de los padres, también son los docentes que en muchos casos se oponen a la aplicación al cien por ciento.


En la actualidad existe un vacío en la formación profesional que no es causado por la DGE sino que tiene una raíz más profunda. La funcionaria explicó que “incluso en la universidad aún no han logrado armar proyectos formativos para enfrentar estos temas y eso se ve en los docentes”.


Hasta el año pasado, las escuelas de la provincia estuvieron trabajando en paralelo con el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, que además de proponer contenidos y metodología, provee fondos para la capacitación de maestros, profesores y psicólogos. “El problema que tuvo fue que las personas que estaban encargadas de dar las clases, eran ajenos al aula y los chicos no los conocían, por lo que nunca llegaron a abrirse a preguntar sus inquietudes”, razonó Amadeo.