Israel aseguró que "Teherán arderá" tras los ataques iraníes en el país
El conflicto entre Irán e Israel alcanzó un nuevo y alarmante nivel este sábado, con un intercambio masivo de misiles y ataques aéreos que dejó decenas de víctimas y profundizó el temor de una guerra regional de consecuencias globales.
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La tensión se desató tras un ataque israelí a gran escala que, según fuentes oficiales de Tel Aviv, tuvo como objetivo desmantelar el programa nuclear iraní. En respuesta, Irán lanzó aproximadamente 200 misiles balísticos en cuatro oleadas, provocando víctimas civiles en territorio israelí.
En Teherán, la televisión estatal informó que un complejo residencial fue blanco de uno de los ataques, dejando al menos 60 muertos, entre ellos 20 niños. Además, se reportaron bombardeos en otros puntos del país, mientras que Israel aseguró haber impactado más de 150 objetivos estratégicos.
Mientras las sirenas antiaéreas sonaban en varias ciudades israelíes, los residentes se refugiaban en búnkeres ante el avance de los misiles iraníes. Al menos tres personas murieron en Israel, pese a los esfuerzos del sistema de defensa aérea y a la asistencia de Estados Unidos, que colaboró en la intercepción de algunos proyectiles.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, responsabilizó directamente al líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, por la agresión. "Si continúa disparando misiles contra el frente interno israelí, Teherán arderá", advirtió.
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Desde Washington, el presidente Donald Trump respaldó la ofensiva israelí, la calificó como "necesaria" y advirtió que "lo peor está por venir" si Irán no acepta reducir drásticamente su programa nuclear. Las negociaciones sobre el tema están previstas para reanudarse este domingo.
En paralelo, el grupo hutí de Yemen, alineado con Teherán, lanzó misiles hacia Israel en la noche del viernes. Uno de ellos cayó en Cisjordania y dejó cinco heridos, entre ellos tres menores palestinos, según reportó la Media Luna Roja Palestina.
El enviado iraní ante la ONU sostuvo que el ataque israelí del viernes destruyó "el liderazgo nuclear y militar de Irán", causando 78 muertes, incluidos varios civiles, y daños severos en instalaciones clave.
Como señal de advertencia, Teherán advirtió a los aliados de Israel que sus bases militares regionales serían consideradas objetivos legítimos si colaboraban en la defensa del Estado hebreo.
