Susana Giménez enfrentó los rumores y habló de la separación de su hija y de su peluquero Miguel Romano

La diva fue al teatro, en su primera salida nocturna desde que llegó de Uruguay y no tuvo problema de hacerle frente a los paparazzi. Respondió todo.

Susana Giménez realizó su primera salida teatral en la Ciudad de Buenos Aires luego de volver al país, tras pasar 15 meses en su casa de Punta del Este, donde decidió enfrentar la cuarentena por la pandemia.

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Pero hace unas semanas la diva volvió a la Argentina y desde su llegad ha estado reunida con mucha gente. El jueves se reunió con sus amigos, entre ellos, Marley, para compartir una grata cena de reencuentro.

Este viernes en la noche eligió ir al teatro. La diva aceptó la invitación de su amigo, el comediante Roberto Moldavsky para ir a verlo al teatro Apolo en su temporada de El método Moldavsky.

Una vez que la reconocieron, Susana fue ovacionada por el público que tanto la quiere, así como al final del espectáculo el humorista bajó a la platea para agradecerle a la conductora su presencia y le obsequió un enorme ramo de rosas amarillas, que son sus preferidas. Además se sacaron fotos juntos.

Pero a la salida del teatro, como era de esperarse, la acecharon los paparazzi, pero la diva de los teléfonos les hizo frente y respondió todo. Siempre amable y con una sonrisa primero dijo que el espectáculo de Moldavsky "me reí tanto, que creí que me iba a dar un infarto. Qué genio que es".

Pero luego uno de los cronistas le consultó sobre la situación de Mercedes, su hija, para saber si efectivamente está separada ya que se habló mucho del tema en los últimos días. Y Susana fue contundente: "¿Mecha? Noooo, esas son cosas de ella".

Ya cuando subía a su auto le preguntaron sobre cómo se encuentra su relación con su estilista Miguel Romano, porque en las últimas horas acusó a un asistente de él de robarle a la diva.

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Pero con tono amable, Susana aseguró que "el cóndor", como se lo conoce, "es mi amor... me dijo que me llamaba mañana (por hoy sábado)".

Por último, ya cerrando la puerta del automóvil, cuando le consultaron si estaba enojada con Miguelito, pegó su clásico grito "Noooo".

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