Negligencia: a Úrsula no le dieron el botón antipánico porque en la Municipalidad no leyeron un mail

Juzgado y municipio se pasan la pelota de un lugar a otro por el femicidio de la joven de 18 años. Un llamado que no existió, un correo que nadie leyó y una muerte que pudo haberse evitado.

Los detalles que continúan trascendiendo del femicidio de Úrsula Bahillo revelan negligencias hora a hora. El lunes del asesinato, horas antes, habían autorizado el botón antipánico que pidió, pero nadie abrió ese mail.

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Según trascendió, desde el juzgado de Paz de Rojas enviaron un mail a la Municipalidad ordenando que se le entregue a Úrsula el botón antipánico pedido. El correo fue a las 14.19 h., pero nadie lo leyó.

Tras hacerse pública esta indignante situación, el intendente del municipio, Claudio Rossi, estuvo lejos de culpar a sus empleados y apuntó contra el juez de Paz por "enviar un correo y no llamar". Lo que cuestionó es que debió haber levantado el teléfono para acelerar el proceso de entrega a la joven.

Si bien había trascendido que en Rojas solo había dos botones antipánico y que al menos tres mujeres aguardaban antes que Úrsula por uno de ellos, luego la información fue desmentida. En la municipalidad cuentan con 20, de los cuales 10 están en uso y los otros 10, disponibles para entregar.

Desde el municipio explicaron que en situaciones extremas el juez debe comunicarse con ellos y mientras eso sucede, el botón se configura. La configuración puede tardar hasta 4 horas, pero a la persona que lo pidió se la cita para que esté a salvo hasta que lo tenga en mano.

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"El juez envió el correo y los trabajadores ya no estaban en las oficinas. Debería haber llamado. El teléfono del intendente lo tienen todos los vecinos de Rojas y él no lo llamó", explicó un vocero del municipio.

Aseguraron que, como en el municipalidad trabajan de lunes a viernes, la denuncia realizada el viernes recién obtuvo tratamiento el primer día de esta semana.

Matías Martínez, el femicida.

Antes de ser asesinada, Úrsula había denunciado al menos cinco veces a Matías Martínez, su expareja y policía separado de la fuerza por tratamientos psiquiátricos. El auto del femicidio también contaba con una docena de denuncias de otras mujeres, incluida una de violación de una chica discapacitada que era su sobrina.

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