Un discurso poco “sexy”, pero que instala la agenda

Cornejo no se destaca por su oratoria, ni por su carisma. Pero sí por ser un buen estratega. Su discurso estuvo cargado de sinceridad y hubo pocos anuncios. Pero logra instalar temas por falta de oposición.



Para no ser crueles con Alfredo Cornejo hay que analizar su discurso sin tener en cuenta el modo: aburrido, casi torpe para leer en algunos momentos y carente de matices. Pero se trata del Gobernador de Mendoza y lo que importa es el mensaje. Por eso podemos obviar esos detalles. Pues bueno; Cornejo no se salió del guión previsible y sí tuvo un punto a favor: eliminó casi todos los eufemismos para abordar los temas. También quedó afuera el pensamiento mágico.


Quizá su discurso peco de extrema austeridad: no se trazaron grandes políticas, obras ni estrategias. “Es poco sexy”, dijo hace algunos días el Gobernador al mencionar los temas que tocó ante la Asamblea. Cornejo habló como lo que es: un político que gana más con la estrategia que con el carisma. "Soy un político, con ambición de poder, con sus especulaciones y todo", dijo antes de cerrar.


Aunque en el orden quedó relegado, el tema elegido por el Gobernadora para marcar su impronta fue la seguridad. Y lo hizo no desde lo que le compete directamente como jefe del Poder Ejecutivo; sino que lo transfirió a la Legislatura y al Poder Judicial. Cornejo propuso modificar el Código Procesal Penal para endurecer el régimen de prisión preventiva. O, mejor dicho, para que sea más simple mantener preso a un sospechoso mientras está en proceso. Para ello Cornejo sí usó una frase hecha: la llamada “puerta giratoria” que tienen supuestamente los delincuentes en Mendoza. Aunque no ahondó en detalles, la intención es que esas medidas se ejecuten de manera más rápida y sólida, con un plazo de 10 días; sumando incluso a las víctimas como parte.


La medida no es al azar. Cuando asumió Cornejo, la Suprema Corte dictó una sentencia en la cual se cuestionaba la cantidad de personas detenidas con prisión preventiva dictadas por fiscales y excedidas en tiempos. Además, ordenaba una serie de medidas que generaron el rechazo del Gobierno. La disputa se trasladó ahora a la Corte nacional, pero la puja por la “política criminal” entre el Ejecutivo y la Corte sigue.


De manera puntual ese enfrentamiento se encarna en el gobernador Cornejo y Omar Palermo, a quien el Gobernador le asigna la autoría intelectual del Fallo y de la política “garantista” de la Corte local. De hecho no disimula su rechazo a esa idea. “Está muy bien para los libros, pero hay que hacer otra cosa”, repite cuando puede.


 Ahora el Gobierno busca poner una cuña por vía legislativa para sostener su idea. Esa disputa comenzará en la Legislatura, donde seguramente será aprobada, pero tendrá fuerte repercusión en el Poder Judicial. El Gobernador respalda su proyecto sobre todo en la opinión común, es decir en la idea general acerca de lo que debe pasar con los acusados: que esperen el juicio encerrados. “El 80% de la población quiere que estén presos”, dijo el Gobernador, Cornejo ahonda en ellos con datos de su propia factura: “Hay 300 o 400 personas que cometen delitos y entran y salen”, aseguró.


Cornejo reinstala un tema ya tomado muchas veces por la opinión pública. Pero lo hace dándose el lujo de tener casi la potestad absoluta para instalar la agenda política en Mendoza, al menos por ahora. La oposición aún no tiene fuerza y Cornejo ve en los gremios como el único escollo.


Temas ausentes


Antes, el Gobernador había generado distracción en la atención de quienes lo escuchaban al repetir los números de la herencia recibida y al profundizar en la necesidad de financiamiento que tiene Mendoza. El discurso se extendió mucho más de lo esperado. No tanto por la cantidad de temas, sino por lo pausado en su pronunciación. Pero quedaron fuera de la agenda inmediata del gobierno algunos temas clave. El principal quizá haya sido el desempleo. Cornejo solo mencionó el tema en el apartado educativo, con una frase importante pero sin detalles: “sin empleo no hay sociedad”, dijo.


Otra palabra ausente fue “Macri”. Cornejo no mencionó nunca al presidente de la Nación, a pesar de ser su aliado político. Sí puso esperanza en que la situación nacional mejore y se puede dominar la inflación. También apareció reclamo sutil por la demora en la transferencia de fondos para vivienda. Cornejo se mostró como aliado y mantuvo fidelidad, pero sin mucha pasión.