Peligro de sufrir daños auditivos irreversibles por uso de pirotecnia

Los estallidos de bombas de estruendo y fuegos artificiales pueden provocar pérdida de audición y zumbidos permanentes. Niños con hipersensibilidad son quienes más lo sufren.

Por Horacio Yacante



A Santi le encanta actuar en obras cómicas y lo hace con la
seriedad propia de los grandes humoristas, algo que hace que los mayores se
deshagan a carcajadas y sus padres lloren de la emoción. Sin embargo, como
muchos otros niños y niñas con espectro autista, la llegada de las fiestas de
Navidad y Año Nuevo no le producen ninguna gracia, debido a los ruidos
estridentes de artefactos pirotécnicos.



Lo que para muchos es una oportunidad para compartir un buen
momento junto a familiares y afectos, para otros implica dos semanas de ruidos
insoportables y jornadas de mucho estrés. Desde el Departamento de
Fonoaudiología del Hospital Universitario advierten sobre los peligros de
someterse a ruidos estridentes, y aseguran que pueden incluso generar daños
permanentes en la audición.



Si bien poseen un atractivo visual y hasta simbólico, las
bombas de estruendo, fuegos artificiales y pirotecnia de menor intensidad
generan ruidos estridentes, que provocan serios perjuicios físicos y anímicos a
personas con hipersensibilidad auditiva. Uno de estos casos es el de los niños
y las niñas con espectro autista, quienes pueden atravesar por crisis de miedo
y pánico durante los minutos que se prolongan las explosiones.



La terapista ocupacional Nelly Boissier comenta que lo que
para muchos puede parecer como algo normal, para ellos no lo es. “Alcanza con
una bengala para tortas de cumpleaños, un globo que explota, un petardo o el
zumbido de un artefacto pirotécnico para que se asusten”, comenta la
especialista, y explica que esto se debe a que en mayor o menor medida poseen
un grado hipersensibilidad auditiva que los afecta para mal y termina
transformando una circunstancia festiva en un momento desagradable.



Pero no solo afecta a las personas hipersensibles, sino que
también puede significar un riesgo a la gente en general. La fonoaudióloga
Alejandra Echegaray, del Hospital Universitario de la UNCuyo, explica que “si
la persona es víctima de un estallido para el que no estaba alerta, el daño es
mayor e incluso puede ser irreversible”. “Los daños pueden llegar a ser más
severos de lo que se piensa y provocar traumas acústicos, que no solo causan
dolor sino que pueden implicar la aparición de zumbidos o la pérdida de
audición”, agregó.



Para mitigarlo, ambas profesionales coinciden en que la
mejor manera es anticiparse a los hechos, recluyéndose a lugares con menor
impacto auditivo mientras se prolonguen las detonaciones. En el caso de los
niños y las niñas con hipersensibilidad acústica –tengan trastornos autistas o
no–, se debe trabajar en la educación previa “explicándoles lo que va a
ocurrir, y que más allá del ruido, pueden disfrutar de las luces de colores”,
explica Boissier. “En esos momentos lo mejor es abrazarlos y demostrarles que
no deben tener miedo porque te vas a quedar con ellos todo el tiempo”, agrega
Diego Ruiz, padre de Santi.



El martes a las 19, la asociación “TGD Padres TEA Mendoza”
hará una suelta de globos en el Parque Central, para crear conciencia en la
sociedad sobre la necesidad de limitar el uso de pirotecnia durante las fiestas
de Navidad y Año Nuevo.