Juristas mendocinos lamentaron la muerte del juez Carlos Fayt
La muerte del ex ministro de la Corte Suprema de la Nación, Carlos Fayt, fue recibida con tristeza por los principales referentes del Poder Judicial y abogados destacados de Mendoza, que lo recuerdan como un docente pero también como un referente de la independencia jurídica. Pedro Llorente, Alejandro Gullé, Armando Martínez, y la abogada Carolina Jacky, destacaron su labor como docente y resaltaron la brillantez de sus fallos a lo largo de más de tres décadas.
El ex juez había llegado al Máximo Tribunal Nacional junto con el regreso de la democracia en 1983. Propuesto por el ex presidente Raúl Alfonsín, perduró en su cargo hasta el 11 de diciembre, un día después que Cristina Fernández -que había pedido su renuncia-, dejara la Casa Rosada. Así dejó en claro su absoluta libertad e independencia para tomar decisiones, algo que lo caracterizó durante toda su carrera.
Un prócer jurídico
El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Pedro Llorente, recordó su experiencia personal como alumno en que lo tuvo a Fayt como profesor de Derecho Político en la facultad de Derecho de La Plata. “Para mí es un prócer jurídico. Ha sido un honor para el Poder Judicial de nuestro país haberlo tenido de ministro”, resaltó.
El procurador general, Alejandro Gullé, resaltó la labor jurídica del ex juez. El referente del Ministerio Público Fiscal destacó que “fue un hombre honesto y trabajador incansable”.
“Respetuoso de la ley, y lo que es fundamental, absolutamente independiente en su labor jurisdiccional”, agregó.
Armando Martínez, presidente de la Asociación de Magistrados de Mendoza, también lo rememora desde su época de estudiante de Derecho. “En la convulsionada y contradictoria década de los setenta tuve acceso a la obra de derecho político del doctor Fayt en la que, dentro de su concepción ideológica, sostuvo la existencia de un estado social de derecho que tenía su fundamento principal en la libertad del ser humano”, dijo.
“La Facultad de Derecho de la UNCuyo despide a un hombre de grandes valores democráticos y con un fuerte compromiso con la justicia. Docente, pensador, escritor y jurista como pocos. Un ejemplo de lucha y también de tolerancia. El legado de sus obras sobre pensamiento político es fuente de conocimiento para todos los estudiantes y abogados del país. Un ejemplo para los jueces argentinos”, resaltó el vicedecano Fernando Pérez Lasala.
Un hombre de la Constitución
La jueza y constitucionalista Gabriela Ábalos, destacó que “en la visión de Fayt, la Corte Suprema es el órgano clave que contribuye a la consolidación del pacto fundacional de la República, a la consolidación jurídico y política del Estado y a poner límites a los factores reales de poder. Así lo puso de manifiesto a través de las obras de doctrina que dejó al mundo jurídico”. “Sus conceptos son aplicables a los poderes judiciales locales y a los superiores tribunales de justicia provinciales, en el convencimiento de Fayt de que la independencia judicial es un bastión, es un límite claro y preciso frente a los poderes legislativos y ejecutivos, como también a los diversos factores de poder imperantes en una sociedad”, agregó.
La abogada especialista en violencia de género, Carolina Jacky, resaltó en Fayt a “un hombre de la Constitución Nacional y como juez de la Corte Suprema demostró ser coherente con sus principios”. “Supo marcar y mantener su pensamiento a pesar de las críticas de los gobiernos”, aseguró.
Pablo Teixidor, delegado del Colegio de Abogados y Procuradores de Mendoza, catalogó al ex juez como “un defensor de la abogacía organizada e independiente del país”. “Un demócrata ejemplar y erudito del derecho que nos dejó grandes obras literarias que sirven de formación y consulta permanente para todos los abogados y juristas. Su legado es imborrable, la brillantez y claridad conceptual difícilmente podrá equipararse hoy en día. El derecho está de luto, murió un gran maestro”, recalcó.
La jueza y constitucionalista Gabriela Ábalos, destacó:
La Argentina tiene en su Corte Suprema una convención constituyente en sesión permanente, interpretaba uno de sus jueces más destacados, Carlos S. Fayt, ya que dicho Tribunal tiene en sus manos hacer efectiva la supremacía de la Constitución Nacional, de la que es intérprete y guardián. En la visión de Fayt, la Corte Suprema es el órgano clave que contribuye a la consolidación del pacto fundacional de la República, a la consolidación jurídico y política del Estado y a poner límites a los factores reales de poder. Así lo puso de manifiesto a través de las obras de doctrina que dejó al mundo jurídico, desde su “Supremacía constitucional e independencia de los jueces”, publicada unos meses antes de la reforma constitucional de 1994 y al año siguiente “Nuevas fronteras del Derecho constitucional. La dimensión político institucional de la Corte Suprema de la Nación”, obras en las que materializaba su visión del Poder Judicial partiendo de la defensa de la independencia objetiva y subjetiva de los jueces, diciendo que de la actividad de los jueces, de su rectitud y su respeto por el ordenamiento jurídico dependen la vida, la libertad, el patrimonio y demás bienes del hombre. A modo de rendición de cuentas, a veinte años de su ingreso en la Corte publicó “La Corte Suprema y la evolución de su jurisprudencia Leading Cases y Holdings. Casos trascendentes”, en el año 2004, donde pasó revista a los casos más trascendentes que marcaron sin duda reformas legislativas importantes para la sociedad.
Su preocupación por el Poder Judicial y por la importancia de fortalecer a este órgano respecto a los demás, lo lleva a publicar “Los poderes implícitos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, del año 2006, y al año siguiente “El efectivo cumplimiento de las decisiones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, éste último en el convencimiento que un órgano clave para la República y el Federalismo necesita del carácter imperativo de sus decisiones. Sus conceptos son aplicables a los poderes judiciales locales y a los superiores tribunales de justicia provinciales, en el convencimiento de Fayt de que la independencia judicial es un bastión, es un límite claro y preciso frente a los poderes legislativos y ejecutivos, como también a los diversos factores de poder imperantes en una sociedad.
