Esclavitud en El Algarrobal: el 30% de los niños trabaja en hornos de ladrillo

Les pagan $20 por día y un informe oficial asegura que los niños de la zona tienen serios problemas de salud y de aprendizaje por esa tarea.

Son niños, pero les dan tareas de adultos. Y las
consecuencias se sienten en su educación y salud. En Mendoza el trabajo
infantil está fuertemente arraigado a algunas comunidades. Una de ellas es El
Algarrobal, en Las Heras, donde están instalados gran parte de los hornos de
ladrillo de donde sale la materia primara para construir las casas de Mendoza.



Según un estudio del Observatorio de Trabajo Infantil del
Ministerio de Trabajo de la Nación, entre el 25 y el 30% de los niños de El
Algarrobal trabajan en los hornos de ladrillo. Se trata de tareas duras y que
rozan la esclavitud en algunos casos: según el informe los niños cobran 20
pesos por cargar los ladrillos a los camiones. Pero además detectaron que son
frecuentes los problemas serios de salud, como enfermedades respiratorias. Los
principales barrios de El Algarrobal donde se encuentran los hornos ladrilleros
son el Victoria, San Pablo y Jorge Newbery, el asentamiento que se encuentra al
Oeste del barrio J. Newbery; la zona de Algarrobal de abajo y Algarrobal de
arriba y las calles Las Rosas, Pascual Segura, Quintana, Lavalle y el callejón
Rivas.



Hoy es el día de la lucha contra el trabajo infantil. En
Mendoza desde hace algunos años se ha avanzado en ese tema y, según las
estadísticas oficiales, ha mejorado la conciencia. Este año se han detectado 11
niños trabajando, mientras que en 2011 habían sido más de 40.



Pero sigue habiendo lugares donde el tema es más difícil. “Sobre
la base de la información aportada por docentes y directivos de las escuelas
del distrito se ha establecido una aproximación  a la proporción de niños que trabajan en los
hornos de ladrillos en El Algarrobal. Así, entre 25 y 30% de los niños y niñas
que asisten a las escuelas en la zona de los hornos realiza diversas actividades.
Principalmente trabajan en los hornos de ladrillos, aunque también participan
en las tareas domésticas en su hogar o están a cargo del cuidado de sus
hermanos menores (en muchos casos reemplazan a los adultos en el hogar mientras
estos trabajan en los hornos)”, explican en el informe.

Esos trabajos son muchas veces insalubres. “Las principales tareas que llevan a
cabo los niños en los hornos consisten en ordenar pilas de ladrillos, cargar
carretillas con barro, cargar camiones, “atender el horno” y hasta cortar los
moldes para la elaboración de los ladrillos”, detallan.



Las edades de los niños que trabajan en la zona oscilan
entre los 5 y 15 años, “aunque la gran mayoría pertenece al intervalo etario de
5 a 13 años”. Las actividades más duras y que requieren mayor esfuerzo físico
son desempeñadas a partir de los 11 años.



Las escuelas son uno de los sitios donde más se notan las
consecuencias del trabajo infantil. “Pese a la peligrosidad de muchas de las
tareas que desempeñan los, más del 90% de los entrevistados no reporta conocer
casos de accidentes por trabajo infantil. Sin embargo, los docentes destacan la
fatiga que los niños manifiestan en la escuela por tener que trabajar en los
hornos y, además, concurrir a estudiar”, aseguran.



Explotados



Más allá de cuestiones culturales que algunos alegan, el
trabajo infantil roza la esclavitud, cuestión que se nota en el tipo de tareas
y también en el pago que reciben. “Los ingresos que perciben por realizar estas
tareas son magros. Por cargar un camión de mil ladrillones cada niño recibe una
suma que ronda los $20. En general se requiere el trabajo de cuatro niños para
cargar un camión. No reciben nada más a cambio, salvo que se tome como
remuneración la posibilidad que tiene toda la familia que trabaja en el horno de
vivir en la propiedad que ocupa el predio. Aproximadamente en el 80% de los
casos los niños trabajan acompañados por familiares adultos”, concluye el
informe.



La salud de los niños que trabajan está deteriorada “Casi la
mitad de los trabajadores entrevistados manifiesta que sus hijos sufren o han sufrido
enfermedades respiratorias y problemas dermatológicos debido a la proximidad
con los hornos de ladrillos. Estas patologías son producidas por la combinación
de la humedad, el frío, el humo de los hornos y la deficiente nutrición. Entre
las enfermedades respiratorias se registraron casos de tuberculosis, asma y tos
convulsa, tanto en niños como en adultos”, determinaron.