El rol clave de las mujeres cuyanas en la lucha por la Independencia
De levantar la cosecha a bordar la Bandera de Los Andes y la confección de uniformes de guerra. De ir al frente de batalla hasta criar hijos solas en un período donde no había ni luz. Las mujeres cuyanas de la época colonial cumplieron un rol fundamental en la hazaña libertadora. Participaban de la política de forma activa y entregaban su vida al sacrificio por la libertad al igual que los hombres. Al cumplirse 200 años de la Declaración de la Independencia, un repaso por la vida cotidiana femenina en tiempos de revolución.
Se pueden mencionar muchos nombres de mujeres cuyanas que dejaron su marca en la historia por su afinidad con la causa libertadora. Entre las más conocidas se recuerda a Mercedes Álvarez (1800-1893), amiga de Doña Remedios de Escalada; Laureana Ferrari de Olazábal (1803-1870), quien entregó lentejuelas de oro y diamantes para bordar en la Bandera del Ejército de Los Andes; Dolores Prat (1785-1834), chilena que escapó a Cuyo luego de la caída de su esposo en Rancagua o su compatriota Mercedes Fontecilla (1799-1853), quien jugó un rol importante en la asistencia de migrados.
Sin embargo, no solo las Patricias Mendocinas -que era mendocinas, chilenas, sanjuaninas y puntanas- jugaron un rol preponderante en la Independencia por la confección la Bandera del Ejército o la donación de joyas. También lo hicieron las mujeres de estratos sociales más bajos y esclavas.
“Las mujeres tuvieron un rol protagónico en la Independencia. Participaron de diferentes maneras conforme a si en el territorio se producían enfrentamientos armados o no. Algunas mujeres pelearon en las batallas y otras contribuyeron a la organización del ejército. Es una falacia pensar que las mujeres de aquella época no intervenían en la política”, comentó Beatriz Bragoni, doctora en Historia, profesora titular en la Universidad Nacional de Cuyo e investigadora independiente de INCIHUSA en el CONICET. Y explicó: “Hubo muchas mujeres, jornaleras, esclavas, que participaron en forma anónima. La revolución no pasó desapercibida para los sectores populares, tuvo un impacto muy importante porque aparecieron conceptos claves que derivarían en reclamos por su libertad”.
Dentro de las tareas femeninas cotidianas en Cuyo, en época de Independencia, se destacaban la recolección de la cosechas, la confección de uniformes y la organización de la vida cotidiana, que no era fácil. “Era una vida muy distinta: para alimentar a los hijos no era que salías a comprar el pan a la esquina, tenías que hacerlo; o no prendían la cocina con un magiclick, tenían que buscar leña y encenderla. Estaban solas”, afirmó Adriana, bibliotecaria del Archivo Histórico. “Las mujeres, maestras, madres, jugaban un rol muy importante en la transmisión y defensa de valores. De allí el empeño que se le pone al bordado de la Bandera del Ejército de Los Andes, detrás de esa insignia están los ideales que se defendían con la vida”, continuó la mujer.
En cuanto a la vida en Mendoza, difiere mucho a la actualidad convulsionada. “Era una sociedad multiétnica, un tercio de la población era afro descendiente, había indígenas, mestizos y criollos. La vida se basaba en un calendario agrícola, se destacaba la fabricación de licores y actividades agrícolas secundarias, cultivo de legumbres, frutas y uva, con lo que se hacía vino que era vendido en Buenos Aires. No había ni luz, ni gas y se le daba mucha importancia a las creencias religiosas”, añadió Bragoni.
A modo de curiosidad manifestó que ya en 1811 se festejaba el 25 de mayo. “Era el aniversario de la Gloriosa Revolución, en 1811 se comenzó a festejar de una manera similar a lo que eran las fiestas de corona española”, dijo.
