Busqued: “La gente que cree que está en un lugar de normalidad suele ser muy peligrosa”
Por Juan Rapacioli (Agencia Télam)
Luego de noventa horas de conversación en la cárcel de Ezeiza con Ricardo Melogno, el hombre que en septiembre de 1982 mató a cuatro taxistas de forma idéntica en el lapso de una semana en el barrio de Mataderos, el escritor Carlos Busqued publica “Magnetizado”, un oscuro relato que ahonda en la mente de un asesino fuera de serie.
Ni ficción, ni crónica, ni testimonio ni perfil, el nuevo libro de Busqued se mueve incómodamente entre recortes periodísticos, informes judiciales y policiales, voces de psiquiatras, y logra desdibujar los límites entre el autor y el narrador para que el protagonista sea el entrevistado: Melogno cuenta su propia vida en primera persona.
A nueve años de su debut literario con “Bajo este sol tremendo”, novela que impactó en el centro de la narrativa contemporánea con una historia violenta que dio con el tono sórdido de nuestra época, Busqued vuelve con un libro que, desde otro lugar, parece estar hablando también de la sensación de ajenidad de los que no terminan de estar en este mundo.
- Télam: Si bien uno es una novela y otro una no ficción, hay un cierto clima compartido en tus dos libros: algo del orden de la soledad y el aislamiento del mundo.
- Carlos Busqued: Hay algunos elementos en común entre las historias: esa cosa de gente que está afuera del mundo. No tienen una relación plena con el mundo que construyen los otros. Tiene que ver con la ajenidad en distintos formatos. En la novela se ponía en juego la mía y acá es la de Ricardo.
- T: ¿De dónde viene esa ajenidad en vos?
- C.B.: Es una sensación que tengo desde el momento en que empecé a integrarme socialmente, desde que me tocó interactuar con gente. Ya sea en la primaria o la secundaria, siempre sentí que todo el mundo conocía algo que yo no conozco. Siempre es estar mirando a los otros y no entender bien qué mierda están haciendo, o para qué.
- T: A pesar de ser una persona atravesada por la violencia, Melogno se corre de la imagen clásica del asesino serial.
- C.B.: Creo que ni siquiera se corre, está corrido desde el arranque. Lo que se pone en juego es el haber sido llevado por algo desconocido (así lo desconocido haya sido él mismo). No hay una conciencia de su proceder, al menos por lo que se infiere del relato: él estaba en el medio de alguna especie de flujo fantasmal de cosas.
- T: ¿Qué libros te sirvieron en esta escritura?
- C.B: Una variedad de cosas. Para entender un poco me puse a leer sobre espiritismo, religiones afroamericanas. Para entender y para poder sostener una charla. En cuanto a darle un marco al caso de Ricardo, el “Manual de clasificación del crimen” de Robert Ressler y libros como “El doble crimen de las hermanas Papin” de Allouch o “Los crímenes inmotivados” de Paul Giraud fueron muy útiles. Hay uno bien choto que se llama “Mi vida con los asesinos en serie”, de Helen Morrison, que se la pasa diciendo que los tipos son unos monstruos, y termina el libro yéndose en un auto con una feta del cerebro de John Wayne Gacy en el asiento del acompañante (después de la ejecución, el cerebro de Gacy fue donado a la ciencia). Ahí, viéndola irse con el cerebro de Gacy, pensás: ¿vos qué tan diferente sos? El problema es justamente la locura que no se reconoce a sí misma. La gente que cree que está en un lugar de normalidad suele ser muy peligrosa.
- T: Estás alejado de la escena literaria pero tus libros se venden bien, ¿Cómo te relacionas con la idea del éxito?
- C.B.: No sé si se venden tanto. Quiero decir, no puedo pretender vivir de vender libros. O podría pretender vivir de las ventas de mis libros sólo si no necesitara alimentarme o pudiera prescindir de un techo o agua potable. Si esto es el éxito, es alto embole. Éxito es ser hijo de padres ricos. El resto es cagarse de odio y ver cómo pelearla. Antes estaba más enojado, ahora no tanto. Pero sigue siendo el mundo de los otros, no el mío.
