Benjamín Vicuña denunció que hace más de 40 días no ve a sus hijos con La China Suárez
Benjamín Vicuña rompió el silencio y confesó su dolor por la distancia con sus hijos menores, Magnolia y Amancio, fruto de su relación con la China Suárez. En una entrevista concedida al programa chileno Podemos Hablar, el intérprete reveló que lleva "más de cuarenta y tantos días" sin verlos, pese al acuerdo de visitas pactado con su ex pareja.
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"No veo a mis hijos hace más de cuarenta y tantos días", declaró con visible angustia durante la emisión. La situación se originó tras la mudanza de Suárez a Estambul, donde acompaña a su actual pareja, el futbolista Mauro Icardi, y donde además habría iniciado la escolarización de los niños.
Aunque Vicuña había autorizado el traslado para evitar un conflicto judicial, el acuerdo estipulaba encuentros quincenales -ya sea mediante viajes del actor o de los niños- que no se habrían cumplido. El incumplimiento, según reconoció, generó un fuerte quiebre en la comunicación y tensó aún más el vínculo con Suárez.
En el diálogo televisivo, el chileno lamentó que las diferencias personales estén afectando el bienestar familiar. "Cuando dos personas adultas no se ponen de acuerdo con un tema tan básico como la residencia de los hijos, no es un problemita, es un problema grave", afirmó. También remarcó que la falta de diálogo con su expareja complica la toma de decisiones sobre temas esenciales como la educación o la residencia de los niños.
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La relación entre ambos actores atraviesa un momento particularmente tenso desde la separación, y las discrepancias sobre el futuro de Magnolia y Amancio se profundizaron con la decisión de Suárez de instalarse en Turquía. En su momento, Vicuña se había opuesto argumentando que el cambio los alejaría de sus hermanos mayores -hijos del actor con Pampita Ardohain- y de su entorno escolar en Buenos Aires.
Pese a las diferencias, Vicuña aseguró haber "intentado adaptarse" a la nueva dinámica, aunque reconoció que la distancia resulta dolorosa y poco sostenible. Su reclamo público dejó en evidencia la complejidad de sostener la paternidad a miles de kilómetros y el desafío de mantener el equilibrio familiar cuando los proyectos de vida de los padres siguen caminos tan distintos.
