Selección argentina: el dilema está entre el brillo y el equilibrio

“Buscamos solidez por un lado y compañía para Messi por el otro.

Estamos transitando ese sendero. Y ante Ecuador lo conseguimos. Algunas veces seremos más conservadores y otras más ofensivos”, dijo el técnico de la selección argentina, Alejandro Sabella, en la conferencia de prensa que brindó luego del triunfo en el estadio Monumental de Núñez ante Ecuardo 4 a 0.
“Pero yo busco solidez porque es lo que me gusta que tengan mis equipos”, remarcó. Y continuó: “Igualmente no puedo pasar por alto que cuento con el mejor jugador del mundo. Tengo que saber rodearlo”.
“El 4-3-3 frente a Ecuador dio excelentes resultados por el esfuerzo que hicieron todos. Pero no creo que vayamos a jugar de la misma manera contra Brasil (el sábado, en Nueva Jersey, en el que emplearía un 4-4-2, el esquema que más le gusta)”, completó.
Con estas declaraciones, Sabella dejó bien claro su postura: el dibujo táctico se adaptará al adversario de turno, premisa que adoptó desde que asumió el cargo en septiembre del año pasado.
La intención de ser más ofensivo contra rivales accesibles y más conservador ante equipos de mayor jerárquía puede atentar contra la búsqueda de una identidad futbolística.
Argentina, único puntero de las Eliminatorias Sudamericanas con 10 puntos, jugó sus mejores encuentros oficiales rumbo a Brasil 2014 cuando apostó por el ataque.
De toda maneras, Sabella piensa en cómo jugar bien con su 4-4-2 y sin dejar a la deriva a Messi. Rodearlo de mediocampistas con buen trato de pelota, sin perder marca y equilibrio. Y a la vez duda en el 4-3-3 porque si bien le brinda más fútbol, también lo descompensa en la mitad de la cancha
Lo que mejor le cabe a este equipo para explotar sus virtudes es un 4-3-3 laxo. Es decir una línea de cuatro de defensores que a veces pase a ser de tres y una línea de tres volantes que por momentos sea de cuatro (con Fernando Gago y Angel Di María, más las subidas por las bandas de Pablo Zabaleta y Clemente Rodríguez, los laterales).
Pero eso lleva tiempo de trabajo y a la vez una mayor ambición. Y habrá que ver si Sabella se anima a eso. En un principio, por sus declaraciones, no. Pero el tiempo -y más los rendimientos y los resultados- dirá.