Por la crisis, un millón de tarjetas de crédito dejaron de operar en el país

Así lo confirmó la Cámara Argentina de Tarjetas de Crédito. Además señaló que alrededor de un millón de cuentas de tarjetas regionales no bancarias fueron cerradas desde 2016.


Alrededor de un
millón de tarjetas de crédito dejaron de operar a lo largo de los últimos doce
meses, a raíz de la recesión que sufre la Argentina.





Así lo advirtió un informe de la Cámara Argentina de
Tarjetas de Crédito (Atacyc), que además señaló que otro millón de cuentas de
tarjetas regionales no bancarias fueron cerradas desde mediados de 2016.





La entidad indicó que la participación de las tarjetas de
crédito en el consumo estimado vía IVA cayó del 47,10% en 2017 al 42,7% en
2019.





El director ejecutivo de Atacyc,
César Bastien, consideró que la menor cantidad de “plásticos” no sólo es
consecuencia de la crisis económica, sino también de las “malas regulaciones
del Estado, que van desde sobrecarga impositiva hasta exigencias operativas
excesivas”.





Entre esas regulaciones, señaló la ley que regula la tasa de interés máxima sin tener en cuenta las verdaderas condiciones del mercado, publicó el matutino El Cronista.





Cabe destacar en este sentido, que
según un informe de la CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de
Geopolítica), las tasas de interés de las Tarjetas de Crédito han aumentado
casi un 60% desde 2015 hasta 2019, lo que vuelve muy difícil para los
consumidores afrontar deudas con plásticos. 





Bastien cuestionó también que las empresas del sector
deban reducir los aranceles “a los niveles más bajos de la región, fuera del
contexto macroeconómico e impositivo”.





Además, dijo que el programa Ahora 12 “se convirtió en un
plan a tasas inferiores a la inflación”.





El directivo advirtió que “se aplica el impuesto a los
débitos y créditos sobre el pago de liquidaciones a comercios, y no se aplica
sobre otros medio de pago electrónicos”.





“Entonces, cuando los incentivos son negativos, como lo
son estas regulaciones distorsivas, y llevan a una empresa a perder dinero con
su actividad, la reacción natural es a achicar el negocio, restringiendo la
oferta de productos a los segmentos más rentables, y simultáneamente, a bajar
la cantidad de beneficios que se prestan”, indicó.