“Si no volvemos a la cultura del diálogo no tenemos destino”

Adolfo Bermejo es el candidato “oficial” del Frente para la Victoria. Reconoce que la gente está “enojada” y apuesta a recomponer el diálogo entre dirigentes políticos.

Por Pablo Icardi



Intenta esquivar cualquier definición que pueda incomodar.
No va a hablar mal de nadie, aunque piense lo contrario. Adolfo Bermejo tiene
ese estilo, de hombre tranquilo que, al menos en público, no se pelea ni con el
diablo. “El que quiera pelea a mí no me va a encontrar”, repite. Es Senador
nacional pero tiene su propio “bunker” en pleno centro mendocino. En la
oficina, hay una gigantografía del papa Francisco, una figura que será
recurrente en cada discurso de Bermejo, un poco por convicción, como dice él, y
quizá otro poco también por conveniencia. 



En medio de una campaña que le obliga a gastar zapatos, Bermejo
se toma una pausa para hablar de política.



¿El hecho de que sean elecciones primarias es distinto en
cuanto a la campaña?



Tiene algo de similitud con las internas viejas. Pero ahora
son obligatorias, son más importantes. Antes las internas viejas las definías
muchos con el aparato de gobierno, con los intendentes.



¿Hay entusiasmo?



La gente se confunde, no terminan de entender de qué se
trata. Nos ha faltado informar. No saben bien que está desdoblada la elección
de la Nación. Tenés que andar explicando cuándo se vota cada cosa.



¿Le hubiera gustado llegar como candidato único del PJ?



Me hubiera gustado en lo personal algo más unificado, llegar
con una sola fórmula o no más de un par de fórmulas. Pero bueno, llegamos de
esta manera porque no se pudo, no se supo o no se quiso. Al final lo que parece
una debilidad puede terminar siendo una fortaleza al haber competencia



En las experiencias anteriores el resultado de las primarias
ha sido definitorio. ¿En Mendoza puede ocurrir lo mismo?



Sí es cierto que en una diferencia muy marcada termina
siendo muy difícil de revertir. Va a ser la verdadera encuesta. Si hay
diferencias importantes cuesta revertirlas. Confío en que no va a ser así y que
en esos dos meses de trabajo podemos mejorar.




A usted le ha tocado ser candidato en momentos complicados
del oficialismo, como en 2009 y ahora.



En 2009 perdimos por 20 puntos. Era el peor momento por la
crisis del campo, la inseguridad en Mendoza. Es una realidad, hoy no es el
mejor momento. Uno percibe que la gente está fastidiosa, está enojada, molesta
porque ve la falta de empleo. El problema de las economías regionales está
impactando muy fuerte. Yo soy muy optimista porque lo he escuchado hablar a
Scioli de eliminación de retenciones, de ir cambiando esto.



¿Cómo muñequea para instalar una idea de cambio, cuando
viene del partido que gobierna?



De las cosas que se han hecho bien, reformularlas y aplicar
nuevas políticas para mejorar. No me voy a desentender ni voy a decir que no
tengo nada que ver con la provincia y con la Nación porque sería mentirle a la
gente y no me gusta mentir. Soy parte de este proceso, soy amigo del Gobernador
y voy a seguir trabajando para ayudarlo. Con la Nación pertenezco al bloque del
FPV y me han vuelto a dar la presidencia de la comisión de Infraestructura. Hay
que tomar las cosas que se han hecho bien. Se viene una etapa de diálogo.



En la provincia y la nación ocurre más bien lo contrario.
Venimos de años de enfrentamientos.



Yo me voy a ocupar de ser el gobernador del diálogo y el que
convoque a todos los intendentes. Sino, no tenemos destino. Tenemos un Papa
argentino que habla de la cultura del encuentro y han pasado dos años y no nos
damos cuenta.



¿Se imagina hablando con Cornejo?



Claro, con Cornejo, con Abed. He trabajado con ellos. Yo fui
intendente con Iglesias, con Cobos, Lafalla y con Jaque. Hay que cambiar este
estilo de enfrentamiento, de peleas de enojos. Este enojo de Cornejo y el
Goberndor no es bueno. No se puede seguir gobernando creyendo que a través de
la pelea se pueden lograr cosas. Es malo para todos.





Me llama la atención que tenga dos fotos de Néstor. Usted
nunca fue un K duro.



Sí. Pero me ha permitido manejar una buena relación. Las dos
leyes que marcaron una gran diferencia fueron la ley de glaciares y la de
matrimonio igualitario. Eso lo voté con total convicción. 



¿Sintió represalias luego de esos votos?



Es difícil tomar represalias contra un legislador nacional,
es más fácil contra un Gobernador o un Intendente. Con un legislador a la
semana te vuelven a necesitar. No hubo represalias, pero sí noté el enojo, el
enfriamiento. Eran dos leyes emblemáticas de Néstor. En la de matrimonio
igualitario era la pelea de Néstor contra Bergoglio.



¿Al ser separadas de la Nación las elecciones le genera un
alivio?



Puede ser beneficioso o no estar con Scioli o con Macri en
octubre. Lo digo porque calculo que entre ellos va a estar la cosa. Cornejo con
Macri, nosotros con Scioli. No sé. Creo que es bueno que los mendocinos
escuchen a sus candidatos hablando con Mendoza.



¿Por qué el Gobernador no participa de la campaña?



No, en algunas cosas hemos coincidido y en otros actos no.
Es bueno que se dedique a la gestión. Es una decisión acertada. Lo que está
pegado, está pegado y nada lo va a despegar. No va a cambiar nada. Es una
decisión de caminar la provincia con Diego.



Si es gobernador va a compartir una transición de más de
seis meses con Pérez. ¿Cómo se la imagina?



Tiene que ser con mucho respeto. Tiene que terminar de
gobernar Paco. En ese tiempo me voy a ilustrar finito en los temas para ver
cómo voy a recibir la provincia. Me imagino mesas de trabajo con los equipos
hasta diciembre para comenzar a gobernar.




¿En la previa, qué cree que es lo más urgente?



Las urgencias pasan siempre por lo financiero. La idea es
que ni bien lleguemos poder reorganizar la administración para optimizar los
recursos.



¿Qué cosas de Mendoza le preocupan como padre?



Las adicciones. Hoy en Mendoza el consumo de la marihuana
antes comenzaba a los 17 años. Hoy ha bajado a los 12 o 13 años. Antes dábamos charlas preventivas en el secundario. Ahora las tenemos que dar el la primaria.



Cuándo son candidatos prometen y sueñan mucho. Pero cuando
son gobernadores la coyuntura se los come. ¿Se puede en 4 años cambiar algo?



Cuesta en cuatro años resolver las urgencias. El tiempo es
muy acotado, pero uno tiene que sentar las bases de la Mendoza de los próximos
20 años.   Vamos con dos claros objetivos. Resolver lo
urgente y sentar las bases claras para los próximos 20 años. Hay que
descentralizar los recursos. Mucho de esto lo ha complicado el tema del poder;
la pelea por quién se lleva el rédito, si el Intendente o el Gobernador. Eso no
va más.



Mendoza se decía una provincia con calidad institucional, yo
eso lo pongo en duda ahora



Con las cosas que han pasado…Mendoza ha ido perdiendo la
calidad política que siempre ha tenido la provincia. Hay que ir recuperando
eso, hay mucho egoísmo en la política. Yo insisto con lo que dice Francisco,
hay que cambiar la cara de vinagre, de aburrido. Hay que generar esperanza en
la gente. Tenemos que hacer propio ese mensaje



Usted se apoya mucho en la Iglesia



Sí. Más ahora que tenemos un papa argentino. Me sorprende
cada día. Esto que dijo que los pastores tienen que tener olor a oveja. Esto si
lo aplicás a la política es ir al barrio a ver lo que está pasando. Es un
mensaje claro y preciso.



¿Qué piensa de sus rivales?



Tenemos unas PASO donde los rivales son las otras fórmulas.
Pero la hemos pasado con mucho respeto. Los dos son amigos míos. Carmona fue
concejal conmigo. Hemos trabajado juntos en el Congreso. Con Matías la
vinculación es desde hace mucho tiempo. Lo aprecio, aparte es médico mío y de
mi familia. Si alguien quiere pelear a mi no me va a encontrar. No me gusta, no
es mi estilo.



¿Y con Cornejo cómo se lleva?



Lo conozco, incluso hemos hablado en el futuro imaginándonos
que alguno puede gobernar la provincia y cómo nos vamos a necesitar. Se viene
un cambio en materia de relaciones políticas importante y eso es bueno. Yo
hablo por mi partido y en función de los candidatos que hay, creo que tiene una
visión distinta (Randazzo y Scioli). Vienen nuevos aires y esto es bueno.