Ya está en el espacio el primer satélite comunicacional argentino
El primer satélite geoestacionario latinoamericano de telecomunicaciones, Arsat-1, fue lanzado ayer con éxito al espacio por Argentina desde la base Kourou, en la Guayana Francesa.
El Arsat 1 está destinado a brindar servicios de televisión directa al hogar, acceso a internet con recepción en antenas Vsat y telefonía IP a todo el territorio nacional y países limítrofes.
El nivel de participación de los componentes argentinos en los satélites ARSAT-1 y ARSAT-2 está en el orden del 50 por ciento, según confirmaron el presidente de ARSAT, Matías Bianchi, y la jefa del proyecto satelital de la compañía constructora Invap, la ingeniera electrónica, Ana Caumo.
“En Francia, uno de los países con mayor experiencia en la construcción de satélites, también está en ese porcentaje”, aclaró Bianchi, quien manifestó la intención de que en los próximos satélites “todo el diseño de la carga útil esté a cargo de la Argentina”, además de los componentes.
“Es un proceso largo y complejo de adquisición de experiencia tecnológica”, explicó.
Argentina es el octavo país del mundo en tener la capacidad de lanzamiento de un satélite propio. El hecho de que se lance desde la Guyana francesa responde a que no sólo es territorio europeo, sino que por su proximidad con el Ecuador hace que sea un lugar óptimo para este tipo de lanzamientos.
Tras su puesta en órbita, el satélite tardará un mes y un día para su puesta en funcionamiento.
“Tenemos que ser capaces de aplicar todos los aprendizajes que deja este satélite al resto de los desarrollos tecnológicos argentinos”, finalizó.
La empresa rionegrina Invap diseñó y construyó los ARSAT-1 y 2, pero la “carga útil” a la que alude Bianchi fue importada de Francia, de la compañía Thales Alenia Space (TAS), que en el caso del primer satélite el componente esencial de telecomunicaciones fue enganchado por técnicos galos y observado por los argentinos.
En tanto, en el ARSAT-2, que ya está terminado, la carga útil de origen francés fue ensamblada en la nave por los técnicos argentinos del Invap y monitoreado por los fabricantes.
Un satélite de comunicaciones, ubicado a 36.000 km de la Tierra en posición geoestacionaria, exige un nivel de preparación superlativo respecto de la experiencia adquirida por la Argentina con los de observación, como son los de la serie de SAC-A hasta el D.
El Arsat 1 está destinado a brindar servicios de televisión directa al hogar, acceso a internet con recepción en antenas Vsat y telefonía IP a todo el territorio nacional y países limítrofes.
El nivel de participación de los componentes argentinos en los satélites ARSAT-1 y ARSAT-2 está en el orden del 50 por ciento, según confirmaron el presidente de ARSAT, Matías Bianchi, y la jefa del proyecto satelital de la compañía constructora Invap, la ingeniera electrónica, Ana Caumo.
“En Francia, uno de los países con mayor experiencia en la construcción de satélites, también está en ese porcentaje”, aclaró Bianchi, quien manifestó la intención de que en los próximos satélites “todo el diseño de la carga útil esté a cargo de la Argentina”, además de los componentes.
“Es un proceso largo y complejo de adquisición de experiencia tecnológica”, explicó.
Argentina es el octavo país del mundo en tener la capacidad de lanzamiento de un satélite propio. El hecho de que se lance desde la Guyana francesa responde a que no sólo es territorio europeo, sino que por su proximidad con el Ecuador hace que sea un lugar óptimo para este tipo de lanzamientos.
Tras su puesta en órbita, el satélite tardará un mes y un día para su puesta en funcionamiento.
“Tenemos que ser capaces de aplicar todos los aprendizajes que deja este satélite al resto de los desarrollos tecnológicos argentinos”, finalizó.
La empresa rionegrina Invap diseñó y construyó los ARSAT-1 y 2, pero la “carga útil” a la que alude Bianchi fue importada de Francia, de la compañía Thales Alenia Space (TAS), que en el caso del primer satélite el componente esencial de telecomunicaciones fue enganchado por técnicos galos y observado por los argentinos.
En tanto, en el ARSAT-2, que ya está terminado, la carga útil de origen francés fue ensamblada en la nave por los técnicos argentinos del Invap y monitoreado por los fabricantes.
Un satélite de comunicaciones, ubicado a 36.000 km de la Tierra en posición geoestacionaria, exige un nivel de preparación superlativo respecto de la experiencia adquirida por la Argentina con los de observación, como son los de la serie de SAC-A hasta el D.
