Financial Times, crítico con el plan de EEUU para "hacer grande a Argentina otra vez"
Estados Unidos otorgó a Argentina un paquete de ayuda financiera por 20.000 millones de dólares, con préstamos multimillonarios y líneas de swap condicionadas, en un intento por respaldar la administración de Javier Milei. Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, "esta ayuda debería permitir que el presidente ‘Make Argentina Great Again'", en declaraciones difundidas en redes sociales.
Comenzó la veda electoral en todo el país: qué actividades están prohibidas hasta el domingo
Financial Times advierte que, más allá del apoyo económico, la medida persigue objetivos estratégicos: contrarrestar la influencia de China en América Latina y asegurar el acceso a minerales estratégicos. Sin embargo, el plan genera resistencias tanto en EE.UU. como internacionalmente.
Steve Bannon, exestratega de la Casa Blanca, señaló que "casi la mitad" de los seguidores de Trump rechaza el plan, al considerarlo más un salvataje a Wall Street que un refuerzo a un aliado regional.
La situación se complica por la delicada coyuntura económica argentina. El peso se enfrenta a nuevas caídas en los mercados y las reservas líquidas permanecen bajas. Expertos advierten que la estrategia podría no evitar una crisis financiera, acuñando el acrónimo "Mada" (Make Argentina Default Again) para describir el riesgo de incumplimiento, incluso con el paquete estadounidense y un préstamo adelantado del FMI.
Milei cerró la campaña en Rosario: "Estamos atacando todos los problemas que hundieron al país"
El trasfondo geopolítico refleja un enfoque estadounidense basado en "geofinanzas", donde la primacía del dólar se utiliza como herramienta de influencia. A diferencia de las líneas swap temporales previas, el paquete para Argentina emplea el Exchange Stabilization Fund del Tesoro, buscando proteger intereses políticos y económicos de Washington en la región más que atender únicamente criterios macroeconómicos.
Financial Times describe esta acción como "un desnudo ejercicio de imperialismo financiero", advirtiendo que otros países podrían mostrarse más renuentes a depender de ayuda estadounidense y acelerar la búsqueda de alternativas al dólar.
Además, la sobrevaluación del peso argentino -hasta un 20% según algunos indicadores- podría comprometer la efectividad del swap, haciendo casi inevitable una depreciación para recuperar competitividad.
Hasta ahora, los mercados estadounidenses no muestran alarma: los rendimientos del Tesoro permanecen bajos y las recientes inyecciones de liquidez han elevado el valor de activos y bonos. Sin embargo, el exceso de liquidez y apalancamiento aumenta la vulnerabilidad ante un posible colapso financiero global, lo que podría afectar la confianza internacional en monedas fiduciarias.
Si la estrategia estadounidense falla en estabilizar la economía argentina, el impacto no recaerá solo sobre Milei, sino también sobre Washington, poniendo en riesgo la credibilidad de su política exterior y cuestionando la eficacia del lema "Make Argentina Great Again" frente a las elecciones decisivas del país sudamericano.
