Paco, el sheriff

¿Qué hay detrás de las apariciones de Pérez en operativos policiales?.



El Gobernador es el jefe de la policía y Pérez ha buscado mostrarse como una especie de “sheriff” en los últimos días. En un operativo de seguridad rodeado de policías y cámaras para registrar el momento. Recorriendo comisarías y pidiendo más custodia. Ante la Suprema Corte reclamando más trabajo. Explotó la “crisis” por la inseguridad y Pérez tuvo reflejos para mostrar acción, más allá de que nada cambie.

La situación ha incomodado a los últimos cinco gobernadores y en casi todos los casos la reacción inmediata ha sido casi idéntica: sacar la policía a la calle para generar alguna sensación contraria a la desprotección que manifiestan (con razón o por contagio) los ciudadanos en el día a día. En ese camino Pérez ha tomado en los últimos días algunas medidas cosméticas (como los recorridos por comisarías y los operativos) y otras que apuntan a lo estructural, como el avance hacia la creación de la policía judicial, una promesa que cumplió varias décadas. Pérez también se manejó con alguna habilidad política con el tema, pues primereó a la oposición y luego logró sumarlos en la Legislatura con algunos proyectos. Tiene como ventaja en ese sentido que el principal partido de la oposición, la UCR, tuvo como karma a la inseguridad cuando fue Gobierno.

Pero en el fondo hay dudas. Una de ellas es que se perdió el diagnóstico; al menos uno que sea público, pues el Gobierno dejó de publicar estadísticas oficiales sobre delitos y denuncias. La otra gran incógnita es el manejo interno del Ministerio de Seguridad. Para ello hace falta algo de historia. Luego de la revuelta policial, fue creado el Ministerio de Seguridad y, purga mediante, hubo un fuerte acuerdo para que la política tomara el poder sobre la policía y la búsqueda de seguridad. Así, lo saben todos los funcionarios que pasaron por allí, hubo una fuerte disputa de poder entre los “uniformados” y los civiles que, literalmente, también involucraba negocios.

Ese camino fue desandado y el poder interno en gran parte del manejo del Ministerio de Seguridad volvió a manos de la policía durante la gestión de Celso Jaque. Los comisarios recuperaron la potestad de ordenar y de manejar recursos, como los cupos de recargo (las horas extra de los policías). Los humores policiales se manejan según oscilen esos temas también.

La otra reacción oficial tuvo que ver también con lo discursivo y un “giro” que sorprendió y que también fue marcado desde la Nación. Abandonando el discurso considerado garantista, Pérez se metió con la justicia asegurando que dejan libre a los delincuentes y también pidiendo bajar la edad de imputabilidad de los menores de edad. La duda que queda es si Pérez quiere que a los niños de 14 años se les de el mismo tratamiento de encierro que tienen en la cárcel de menores de Mendoza, es decir el llamado ex Cose.

A la luz de los datos de los últimos 10 años está claro que no tiene mucho sentido “echar culpas” a un Gobernador en particular sobre la inseguridad. Y las crisis se viven más de acuerdo al poder de presión que tengan las víctimas circunstanciales que a lo ocurre objetivamente en la calle. Eso es un dato “dado” y que en Seguridad lo entienden a la perfección. Por eso la desesperación por encontrar “culpables” del asesinato de Sebastián Prado; cuestión que también les generó un papelón público. Pero fuera de esa reacción espasmódica que muestran el “sheriff Paco” y su equipo, hace falta marcar de nuevo un camino, un horizonte.