Miserias y secretos de Leopoldo Moreau, uno de los socios de CFK

Procesado por discriminación, antiguo detractor del matrimonio Kirchner y protagonista tras bambalinas del “no positivo” de Cobos, solo algunas de las idas y vueltas del radical.


Leopoldo Raúl Guido Moreau ganó repentina notoriedad después de haber denunciado que había policías infiltrados en los incidentes periféricos al Congreso Nacional agitando a viva voz una foto que era... ¡de 2017!


Quienes lo conocen, no se sorprendieron. Es un personaje surgido del surrealismo argento, que sabe regalar papelones por doquier. Como cuando justificó el ataque al periodista Julio Bazán, aún cuando él mismo es presidente de la Comisión de Libertad de Expresión.


En el mismo sentido, su incontenible verborragia lo llevó a ser procesado por discriminación luego de injuriar al legislador del PRO Waldo Wolf por su origen judío.


Sin embargo, lo más sorprendente fue verlo convertido en kirchnerista luego de haber sido un duro crítico de Néstor y Cristina. Por caso, en el año 2006 sostuvo que “Kirchner pierde la noción de tiempo y espacio, debería avergonzarse por su apoyo al Pacto de Olivos, a la privatización de YPF y a la reelección de [Carlos] Menem y por “seguir los consejos de [Domingo] Cavallo, su asesor financiero de entonces”.


Dos años después, insufló tras bambalinas el voto “no positivo” de Julio Cobos para tumbar el intento de los K de incrementar las retenciones móviles al campo. Sus contradicciones no deberían sorprender: critica duramente al macrismo por la supuesta represión que lleva adelante, olvidando su propio devenir en los días de la dictadura militar.


En esos idus, Moreau supo trabajar en diario La Opinión, mientras su propio dueño, Jacobo Timerman permanecía detenido por los uniformados.


Los días de periodismo para él se terminaron al momento de llegar la democracia. A partir de 1983, Moreau supo acomodarse a la teta del Estado, sin solución de continuidad. Casi siempre, hasta el día de hoy -con pequeñas excepciones-, vivió del dinero público.


No obstante, la “diferencia” dineraria la logró gracias a los sobresueldos que le pagaba el narcolavador Alfredo Yabrán, al igual que a muchos otros legisladores, tanto radicales como peronistas.


A cambio de ese dinero, Moreau hacía lo que le ordenara el extinto empresario postal. Por ejemplo, fogonear la denuncia del escándalo IBM-Banco Nación. Se trató de una maniobra a través de la cual Yabrán intentó contrarrestar los embates de Domingo Cavallo.


En algún momento, Moreau creyó que podía ser presidente y se animó a presentarse como candidato. Fue para las elecciones del 27 de abril de 2003. No le fue muy bien: obtuvo 2,34 % de votos.


Un poco antes, en su libro La prueba, del año 2001, Juan Gasparini aseguró que Moreau fue uno de los presuntos beneficiarios de los sobornos en el Senado de la Nación, destapados durante el gobierno de La Alianza. El referente radical desistió de querellar al periodista en la Justicia.