La sofisticada maniobra del Gobierno para combatir la mayor plaga que hay en Mendoza

Desde la cartera gubernamental revelaron que el operativo se llevará adelante en varios departamentos.

Las calles y rincones urbanos de Mendoza son testigos de la incesante actividad de las ratas de gran tamaño, conocidas como pericotes, que desafían los esfuerzos de erradicación debido a su veloz reproducción y la constante generación de basura en las ciudades.

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Sin embargo, un novedoso enfoque liderado por científicos del Conicet se encuentra en marcha en la Ciudad de Mendoza para controlar esta plaga de forma ecológica, valiéndose de sus depredadores naturales: las lechuzas. Este método prescinde del uso de venenos y se basa en la reintroducción de las lechuzas, que pueden consumir hasta 1.000 roedores al año.

El proyecto involucra la instalación de cajas nido en lugares estratégicos, como el Parque Deportivo de Montaña y la Nave Cultural, para monitorear la actividad de las lechuzas. Agustín Zarco, experto en Ciencias Biológicas del Conicet, señala que esta iniciativa multidisciplinaria trabaja en conjunto con la Tecnicatura Superior en Conservación de la Naturaleza, centrando su atención en la lechuza de campanario y considerando tanto su biología como su impacto social.

Zarco resalta: "Los ratones grandes, vulgarmente llamados pericotes, caminan de noche por las plazas, los vemos en las acequias, subiendo a las palmeras. Son como un bocadillo para las lechuzas. Les encantan".

El enfoque se basa en la creación de un hábitat adecuado para las lechuzas mediante la colocación de cajas nido diseñadas específicamente. La lechuza de campanario, un habitante natural de huecos en árboles y cuevas, se adapta a estas cajas que proporcionan lugares de descanso y reproducción.

Sebastián Fermani, subsecretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Ciudad de Mendoza, observa con optimismo la inspiración tomada de iniciativas similares en Europa y Estados Unidos, y espera resultados positivos.

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El proyecto también aspira a restablecer el equilibrio ecológico en la ciudad, atrayendo nuevamente a las aves que han sido desplazadas por la urbanización. Las lechuzas no solo controlarán las poblaciones de roedores, sino que también aportarán un valor cultural y estético al entorno.

En palabras de Zarco: "No es para nada menor el papel de estos animales que mantienen el equilibrio ecosistémico en estos ambientes urbanos". Así, a través de esta ingeniosa y natural estrategia, se espera lograr un ambiente más saludable y equilibrado en la Ciudad de Mendoza y quizás inspirar iniciativas similares en otros lugares del país.

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