La decadencia de la Galería Tonsa: muchos locales vacíos y servicios colapsados
La Galería Tonsa es un emblemático espacio del Centro mendocino que supo tener una época de apogeo. Allí funcionó del 63 al 65 el supermercado Persian, que poseía las primeras escaleras mecánicas del interior del país.
Además, el cine City, con sus 2.200 localidades, fue la segunda sala en tamaño del país y la primera del interior en proyectar en Cinerama en 1963. Ambas características conformaban parte del esplendor de este lugar que hoy en día ya no está. Si actualmente uno ingresa en este complejo se podrá encontrar con un panorama desalentador.
Una gran cantidad de locales vacíos, junto con los tradicionales “arbolitos”, que cambian billetes extranjeros y constituyen una especie de barrera en los ingresos que espantan a los potenciales paseantes. Estos forman parte de la postal de la Tonsa acompañadas por comercios de venta de celulares y de oro, entre otros comercios. Además, tiene un público cautivo que concurre a sus sex shops.
“La verdad es que la situación por la que atraviesa esta galería no es la mejor, nadie quiere alquilar acá y los locales que se van no son reemplazados por nadie. Veo difícil que se pueda revertir la cosa, cada vez se hace más complicado poder vender algo”, comenta a nuestro medio Fernando, empleado de una tienda de este espacio.
Hace más de 30 años que el cine City está cerrado al público y desde entonces en el techo y hasta en el interior han anidado miles de palomas que fueron dejando sus residuos, los que alcanzaron casi 1.500 kilos cuando la municipalidad de Capital desinfectó el lugar dos años atrás y sacó 40 bolsas de residuos gigantes llenas de caca de paloma, huevos y otros desechos de estas aves, que actúan como plaga en Mendoza.
El miércoles, un corte de luz total afectó la Tonsa. Según Edemsa fue provocado “por la infiltración de agua en la cámara subterránea del lugar”. Una tubería cloacal de un edificio colindante colapsó e inundó las instalaciones bajo tierra.
El inconveniente, a pesar de ya ser solucionado muestra a las claras las condiciones con los que la gente trabaja allí. “Preocupa el estado que tiene este edificio, son muchos los inconvenientes con los que uno se tiene que encontrar a diario como es el caso de rotura de caños de agua, pero esto ocurre porque los servicios están colapsados”, asegura Luis.
Algo simbólico que poseía la galería era la escalera mecánica que desde hace meses ya no está debido a que fue trasladada a La Barraca, de Guaymallén. En un primer momento estaba cerrado en un pozo con rejas y fajas de seguridad, un hueco que además de ser peligroso por su magnitud también no contribuía a embellecer el paisaje del lugar. Ahora se han instalado unas escaleras que actúan reemplazando a la máquina electrónica colocada en el año 1958 por el español Lisardo Vásquez.
