Hacen carritos para ayudar a caminar a animales discapacitados
Bajo el lema “No a la eutanasia, sí a los perritos felices”, un grupo de animalistas confecciona sillas y sostenes con rueditas para que animales que han sufrido enfermedades o han sido atropellados puedan tener una mejor calidad de vida. “Rueditas por la vida”, como se llama este equipo, ya ha fabricado más de cien aparatos y han enviado sus creaciones a varias provincias e incluso a Europa.

Francisco, Sonia, Adriano y Romina comparten una pasión: ayudar a los animales más vulnerables. Luego de que un perrito de uno de ellos quedara cuadripléjico como consecuencia de una enfermedad, decidieron unir sus esfuerzos y comenzar este proyecto que lleva ya cuatro años y ha mejorado la calidad de vida de más de cien animales. Si bien su especialidad son los carritos de dos y cuatro ruedas, también hacen arneses y refuerzos para mascotas ciegas.
“Empezamos con Franco, un perrito callejero que usa carrito y ahora vive con Adriano. Él se despierta, se para al lado del carrito y te pide que le ayudes. Él hizo un tratamiento de rehabilitación muy caro, tuvo tránsito en varias casas y finalmente, nos lo dejamos nosotros”, comenta Sonia mientras trabaja en su casa- taller de carritos. En el lugar, se observan varios estilos de estos aparatos, algunos para perros con problema de columna, otros para perritos ciegos y uno más angosto para gatos.
“No es una estructura que pueda hacer cualquiera"
“No es una estructura que pueda hacer cualquiera, tiene sus secretos, hay que encontrarle el punto justo para que el perro no se vaya de boca ni para atrás, la apertura para que le dé estabilidad y sea cómodo para el animal”, explica Sonia. Además, comentó que los carros se hacen bajo una prescripción médica. “No siempre hay que poner un carrito, el mismo debe ser indicado por un veterinario”, dijo. Sin embargo, no sólo han tenido pedidos para perros y gatos, entre sus demandante se encuentra un conejo y hasta un pato. “Nos han pedido un carro para un conejo y una pata ortopédica para un pato. No sé cómo lo vamos a hacer, un conejo tiene como característico el salto”, señaló.
Otra perrita que dio origen a este emprendimiento fue Mechi. Abandonada en el jardín de una casa con dos meses, tenía un pronóstico incierto. “Durante siete meses fue usando diferentes carritos de aluminio y hoy es grande y corre sola”, recuerda Sonia. A partir de su historia, “quisimos ser un equipo que brindara información y ayudara a las familias en el acompañamiento del animal discapacitado. Dan cierto trabajo. No es fácil y la adopción es más difícil”, resaltó la mujer.
“Rueditas por la vida” ha avanzado un largo trayecto en estos cuatro años y sus fundadores ya sueñan con un nuevo objetivo: “Nuestro sueño es tener un centro de rehabilitación animal para ubicar allí a todos los animalitos”.


