En Pyme VIP filmaban a los clientes y tenían contacto con hoteles de lujo

El jueves empezó el juicio por trata de personas contra los regenteadores de ese prostíbulo y la red de protección. Sebastián Solé, el dueño, dice que era “una empresa de servicios”.

Por Pablo Icardi



Lo dijo al pasar, pero puso nerviosos a varios. Todos los
“clientes” del prostíbulo Pyme VIP eran filmados y a esa información tenía
acceso Sebastián Solé, el dueño del lugar y principal acusado en el juicio por
trata de personas que se inició el jueves pasado.



Solé fue quien dijo que todos los hombres que ingresaban al
lugar, ubicado en 25 de mayo casi Sarmiento, eran tomados por las cámaras en
varios sitios, como el estacionamiento y el salón donde se realizaban los
shows. “Las chicas podían ver a los clientes antes de estar con ellos porque
había cámaras. Eran filmados desde que entraban en el estacionamiento y en el
interior”, dijo Solé. Lo que no quedó claro es qué pasó con las grabaciones de
esas filmaciones.



En el juicio que comenzó el jueves hay 11 acusados. Entre
ellos están Solé como líder de la organización, pero también están sus
cómplices en el prostíbulo: dos policías federales que le daban protección a
cambio de coimas y “favores sexuales”, un inspector municipal y hasta un médico
ginecólogo encargado de realizar abortos a las mujeres que quedaban
embarazadas.



Pero el juicio sirve también para develar cómo funciona el
negocio ilegal de la prostitución regenteada en Mendoza. Fue Solé quien
confirmó que desde su prostíbulo había sinergia con los hoteles 5 estrellas de
Mendoza para “proveerle mujeres”. Pyme VIP estaba frente al Hyatt, el hotel más
lujoso de Mendoza. Solé no dio nombres pero mencionó a “hoteles que tienen
casino abajo”. Además, dijo que el contacto era con los conserjes, pero que
conocía y tenía buena relación con los gerentes de esos hoteles. Otro dato que
aportó es que Pyme VIP elaboró un book para ofrecer los servicios de las
mujeres que él regenteaba.



Solé sorprendió el jueves al declarar. El joven, que está
preso desde hace dos años, se quedó sin abogado luego de la renuncia a su
defensa de parte de Alberto Aguinaga y por eso cuenta con los servicios de un
abogado oficial. Con su testimonio intentó demostrar que él no cometía ningún
delito y para ello construyó su propio lenguaje: dijo que Pyme VIP no era un
prostíbulo sino una “empresa de servicios”. “Yo en 2008 estaba buscando un
negocio para hacer que no necesitara mucha inversión. Hice un estudio de
mercado y noté que no había un local de nivel, como los que hay en Buenos
Aires”, relató Solé al hablar del inicio de su negocio. Antes, asegura, hizo un
estudio de mercado y se supo asesorar. “Me asesore. Hablé con el dueño de
Cocodrilo. También me reuní con Jacobo Winogrand y me dijo que él no tenía
problemas, que tiene 2 locales similares en Buenos Aires”, relató ante el
tribunal.



Sebastián Solé jura que es incapaz de molestar a una mujer;
que repudia la violencia. “Tengo madre, hermanas, una esposa hermosa”, dice.
Por eso, dice Solé, todos los 8 de marzo recorría el centro de Mendoza para
comprar un regalo para cada una de sus empleadas. Casi siempre era un reloj.
“Las chicas me decían que no sabían qué hacer con tantos relojes”, cuenta
sentado, frente a un micrófono y tres jueces que lo miran. Solé también
recuerda que a sus chicas, esas que dice defender, les regalaba un huevo de chocolate
para Pascuas, y caja empresarial para navidad. Él está convencido. “Pyme VIP
era una empresa de servicios, como cualquier otra”, asegura. Pyme VIP era, en
realidad, un prostíbulo que recaudaba millones de pesos y del que eran
visitantes ilustres turistas y hombres mendocinos que luego él blanqueaba
comprando inmuebles.



Solé repite. “Estoy en contra de todo tipo de violencia.
Tengo madre, hermanas y una hermosa esposa”.