El pato Juan se volvió furor: todo el país pide por su regreso a la peatonal y los memes estallaron

En las calles de la Ciudad de Mendoza, una historia inesperada se convirtió en tema de conversación y movilización nacional: el pato Juan, mascota de la dueña de la florería ubicada en San Martín y Garibaldi, fue retirado por orden municipal tras una denuncia por supuestos ataques a mascotas. 

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Lo que parecía una simple decisión administrativa terminó desatando una ola de apoyo popular, una campaña con miles de firmas y hasta la intervención de un abogado especializado en derechos animales.

Todo comenzó cuando la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza recibió una denuncia anónima que acusaba a Juan de presuntamente haber agredido a otras mascotas que circulaban por la zona. A raíz de esa presentación, se dispuso el retiro inmediato del pato del espacio público, medida que sorprendió y molestó a vecinos y comerciantes del área.

Margarita Flores, dueña del animal y de la florería, relató con tristeza cómo tuvo que despedirse de su inseparable compañero: "Desde la Municipalidad vinieron y me dijeron que tenía que retirarlo. Lo hice, pero después los vecinos comenzaron a preguntar por Juan y me decían que esto no podía ser, que había que juntar firmas para que vuelva".

En pocos días, la reacción fue contundente. Más de 7.000 personas firmaron una petición para que Juan pueda regresar a su vereda habitual. El pato se había convertido en parte del paisaje urbano y afectivo del barrio: posaba para fotos, caminaba entre ramos y saludaba con su andar particular. Para muchos, era "la mascota del centro".

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La historia no tardó en volverse viral, alimentada por memes, videos y mensajes de apoyo en redes sociales. Pero la defensa de Juan también llegó por vía formal. El abogado Óscar Mellado, especialista en derecho animal, asumió su representación legal y presentó un recurso administrativo de revocatoria ante las autoridades.

En su presentación, Mellado argumentó que el pato es "un ser sintiente con derecho a permanecer en el entorno donde se desarrolló emocionalmente y al que está adaptado", apelando a principios de protección animal y bienestar emocional.

Mientras tanto, Juan fue trasladado a una zona rural del departamento de Maipú, donde permanece a la espera de una resolución oficial sobre su caso. Aunque lejos de su tradicional vereda, su historia continúa creciendo como fenómeno cultural.

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