Cuádruple crimen de Villa Seca: un caso que estremeció a Mendoza y nunca encontró Justicia

En 1961 asesinaron a sangre fría a una mujer embarazada, a su esposo y a un empleado de ambos en Tunuyán, pero todo quedó en la nada. La historia de un crimen que quedó impune.

Una de las historias criminales que causó estupor en la sociedad y que nunca encontró Justicia fue el cuádruple crimen de Villa Seca, una pequeña localidad de Tunuyán en donde el caso aún resuena entre los habitantes. Hubo detenidos y aunque algunos terminaron imputados, tras dos juicios orales y públicos, el hecho finalmente quedó impune.

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A primera hora del 28 de septiembre de 1961, un repartidor de pan llegó con su mercadería hasta el almacén de "Los Alonso" en la calle La Luz. Sin embargo, al verlo cerrado sospechó que algo podía estar pasando, por lo que decidió entrar al negocio.

Allí yacía el cuerpo sin vida del empleado de la familia: Carmelo Poveda, un hombre de 25 años nacido en Bolivia a quien habían matado a puñaladas en el mismo catre donde dormía.

Luego, el repartidor se acercó hasta la vivienda de los dueños, que estaba atrás del negocio y vio tendidos en el piso los cuerpos de Celedonio Alonso, de 36 años, y el de su esposa Julia Firmani de 30, que cursaba el octavo mes de embarazo. El matrimonio había sido asesinado a cuchilladas y ambos estaban degollados.

En cuestión de minutos la pequeña comunidad conoció el horrible suceso y varios curiosos se acercaron hasta el almacén y la casa de los Alonso. Entre vecinos, familiares y policías, todos contaminaron la escena del crimen. Según se pudo saber, los uniformados movieron los cuerpos antes de que llegaran los médicos forenses y se estima que todos esos errores impidieron dar con los asesinos.

José Naranjo fue el primer detenido que tuvo la causa. Se trató de un hombre que declaró haber sido autor del cuádruple crimen, pero su versión se desmoronó cuando se comprobó que era un joven que con discapacidad.

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Luego las sospechas recayeron sobre Julio García Polanco, pero en la investigación no se logró recabar pruebas suficientes para culparlo y quedó sobreseído del caso.

Más tarde quedaron imputados Rosas Cevallos y Luis Carrizo, quienes llegaron a juicio y que habían sido acusados de matar a un hombre en estado de calle llamado Luis Collado.

El primer juicio se celebró en el salón del Tiro Club, de Tunuyán, con un montón de personas presentes. Pero después de que el fiscal optara por no acusar, el Tribunal decidió entonces absolver a la dupla.

El 2 de mayo de 1966 comenzó el segundo juicio que se volvió uno de los más convocantes de la historia criminal mendocina. Sentados en el banquillo de los acusados estaban Antonio Sánchez, un finquero que plantaba zanahorias, su cuñado Joaquín Alcalde y Adelio Russo, carnicero de la zona.

Durante más de tres meses, el Tribunal integrado por los jueces Rafael López Gonzales, Alberto Jardel y Gladys Zapata, contó con Roberto Lavado como fiscal y Pedro Baglini como la defensa.

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Pero finalmente, a las 4 de la madrugada se leyó la sentencia de absolución por el beneficio de la duda y les dieron la libertad a los tres acusados.

Tristemente, después de ese último debate nunca más se volvió a abrir la causa y el múltiple homicidio quedó impune. 

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