Crece la moda de usar expansores entre los adolescentes mendocinos

Hace algunos años era una rareza, y ahora es moda entre los jóvenes; El efecto sobre las orejas es permanente y sólo se “arregla” con una cirugía; Testimonios.


Por
Horacio Yacante



@horayacante



Las modificaciones corporales son prácticas
que los seres humanos realizan desde siempre. Culturas antiguas en África, Asia
e incluso en Sudamérica han dejado vestigios de ello. Uno de los más conocidos
y practicados hasta la actualidad es la expansión de perforaciones en los
lóbulos de las orejas, principalmente de forma cilíndrica.



Durante años, esta práctica era conocida
solo a través de documentales de tribus de comunidades africanas o de la selva
sudamericana. Sin embargo se han convertido en una moda habitual entre los
adolescentes de Mendoza.



Cristian Mahia, propietario de Flow Tattoo
Studio, es uno de los pioneros en practicarlo, primero sobre sí mismo, y
después también en realizarlo en otras personas. Hace 11 años, cuando abrió su
local ubicado en la Galería Caracol de Capital. Mahia explica que esta práctica
empezó a convertirse en una tendencia a partir de 2005, pero que recién en 2009
se empezó a hacer más masivo.



Uno de los motivos de su crecimiento se
debe la popularidad del rapero T Mills Diemonds, que comenzó usando solo un
expansor, lo que atrajo a miles a de adolescentes en todo el mundo a realizarse
la modificación en el lóbulo.



Mahía, y otros ortodoxos de las
modificaciones, no ven con buenos ojos hacerlo en una sola oreja. En primer
lugar por motivos estéticos y segundo porque las expansiones que se practican
los más chicos son de un diámetro excesivo (hasta 45 milímetros) y no esperan
el tiempo suficiente para realizarse, por lo que muchos terminan con el corte
inferior del lóbulo.



Para
toda la vida



Matías y Nacho tienen 15 años y lucen
orgullosos sus orejas expandidas. Para la mayoría de quienes se los cruzan en
la calle es inevitable mirarlos. “Está de moda ahora. Me lo puse primero porque
era fuera de lo común”, dice Nacho, quien se puso él mismo los expansores y los
va a grandando cada vez más. La mirada familiar es el primer obstáculo. “Yo no
le pregunté. Aparecí con las orejas así y se fue acostumbrando”, dice Mati.



Como los tatuajes, las expansiones
permanecen toda la vida y la única forma de eliminarlas es a través de
dolorosas suturas y cirugías. Estas intervenciones estéticas tienen costos que
oscilan entre los 5 y 10 mil pesos. “Cuando te los sacás te queda la oreja
colgando. Pero se puede hacer una cirugía y queda bien, aunque con la oreja más
corta. Igual falta mucho”, explica Nacho “teorizando” sobre lo que pasará
cuando sea adulto.



De aquí lo que destaca Mahia es comenzar
con expansores pequeños de no más de 4 o 6 milímetros, ya que si en un futuro
se arrepienten, solo quedaría un corte en la oreja, casi insignificante.



Una de las técnicas más comunes es la de
comenzar perforando y luego expandir. Para eso se utilizan barras denominadas
“zippers” que van de menor a mayor medida. La contra de este sistema es que las
barras pueden hacer una presión excesiva y cortar más de lo esperado,
desgarrando la oreja. Otra opción es la de realizar una pequeña cirugía con el
respaldo de anestesia, en la que se hace un corte sobre el lóbulo.



Si las expansiones son realizadas entre
lapsos de tiempo considerables, ya que corre el peligro de que el lóbulo no
cicatrice y se corte porque pierde circulación de sangre. Por esta razón es que
el especialista advierte que no debe ser tomado como una moda, sino más bien
como un principio estético a largo plazo. En cuento a medidas, parecería que el
límite depende de la paciencia y el tiempo que le dediquen a esperar una
expansión natural.

Calidades y costos

En cuento a medidas, parecería que el límite depende de la
paciencia y el tiempo que le dediquen a esperar una expansión natural. Cristian
Maia, y uno de sus empleados, Ariel, usan expansores de 50 milímetros, medida
que mantiene la proporcionalidad del rostro y son más estéticos. No obstante,
la mayoría utiliza entre 6 y 20 milímetros.





En cuanto al precio, aquellos que quieran comenzar a través
del sistema tradicional, la primera sesión ronda los 90 pesos con un expansor
estándar. El precio de éstos depende de su diámetro y del material. La mayoría
ronda entre los 15 y 300 pesos, aunque debido a las extravagancias de cada
persona se pueden llegar a conseguir hasta de oro blanco y marfil.