Alumnos de la Escuela Houssay se resisten al cierre de un curso

Al grito de “luche, Houssay, luche” alumnos de la Escuela Bernardo Houssay cortaron la intersección de calles Mitre y Coronel Plaza en reclamo del cierre de un curso de sexto año.


La escuela secundaria Bernardo Houssay es reconocida a nivel provincial y nacional por su calidad educativa y por otorgar el título de Técnico en Farmacia y Laboratorio. Esto les facilita a sus egresados contar con grandes posibilidades conseguir trabajo en esos ámbitos laborales.


El conflicto, que tomó estado público ayer, se había desatado el 4 de abril cuando la DGE aplicó lo dispuesto en la Resolución 329/2001 donde se establece que todos los cursos de secundaria tienen que tener al menos 18 alumnos, por lo que determinó el cierre del curso “Sexto Tercera” al que asistían seis alumnos.


La medida cayó como un balde de agua fría entre los estudiantes y docentes. Es que, según el testimonio de Nair y Matías, alumnos del curso Sexto Primera, el cierre no solo afecta a los chicos que fueron reubicados, sino que además provoca problemas de hacinamiento en el dictado de asignaturas como “Pre práctica”, donde concurren al menos 27 alumnos en un solo curso. Una cantidad de alumnos aceptable para un curso de secundaria de cualquier escuela en la provincia, pero que para los estudiantes de la Houssay implica que muchos no alancen a utilizar elementos como el microscopio y no puedan terminar sus tareas en tiempo y forma.


Al respecto Nair dijo: “Le explicamos esta situación a quien era en ese momento el subdirector de Técnicas quien nos dijo que se había firmado un acuerdo en el que la DGE se comprometía a no cerrar ningún curso, sino que se iban a hacer reagrupamientos. Nosotros le pedimos ver ese documento pero nunca lo mostró, le pedimos que nos hiciera una nota y que la firmara para que nosotros estuviéramos seguros de que este año no se iban a cerrar cursos y tampoco lo hizo”.


“Lo que pasó después es que esos funcionarios renunciaron, cambiaron todos los directivos y las promesas quedaron en la nada. Entre ellas la compra de autoanalizadores, contadores hematológicos, propipetas nuevas o de disponer de un espacio que funcione como comedor”, ya que según explicaron los alumnos que hacen pasantías permanecen más de 10 horas a disposición del colegio. “No les pedimos comida sino un simple espacio para almorzar cómodos y no estemos apretados como estamos ahora”, completó Matías.


En ese sentido los estudiantes relataron que el director les había dicho que la DGE destinó este año $360.000 para mejoras de infraestructura y la compra de equipamiento para el laboratorio. Pero que hasta el momento lo único que se ha hecho es pintar la escuela e instalar algunos ventiladores. De hecho los alumnos aseguran que en algunos cursos los profesores han aportado plata de su bolsillo para comprar pizarras blancas nuevas ya que las tenían eran para tiza y estaban en muy malas condiciones.


“Nosotros realmente queremos pelear por la calidad educativa, no por la cantidad. Creemos que no importa si son seis o diez alumnos en un curso, lo importante es que podamos demostrar capacidad para trabajar, y ejercer bien nuestra profesión”, sentenció Nair.


Por su parte, el titular del Sute, Sebastián Henríquez, quien llegó hasta el lugar para acompañar el reclamo de los estudiantes y docentes, dijo que la discusión pasa por el entorno formativo que en las escuelas técnicas es la práctica y que complicar ese trabajo es básicamente resentir la calidad educativa de la formación de estos chicos que después salen a trabajar en farmacias o laboratorios privados de Mendoza.