Manes: “Argentina debe ser algo más que granos y jugadores de fútbol”

Es el neurólogo dio una conferencia en la UNCuyo. Habló con Diario Vox del “capital intelectual”, y adelantó el futuro que le espera a los más jóvenes.


Facundo Manes, el neurólogo más popular del país, asegura que en Argentina “hay que eliminar los enemigos principales del cerebro: la desnutrición y la pobreza”. De visita por la Universidad Nacional de Cuyo, insistió en la necesidad de un cambio de rumbo de la Argentina que haga hincapié en el conocimiento como meta social y económica.



¿Qué lugar ocupa la búsqueda del conocimiento en país?
Hay una tendencia, pero todavía no es una necesidad. Los estados exitosos se definen hoy por su capacidad de crear conocimiento e invertir en capital intelectual.


¿Qué supone proteger el capital intelectual?
Lo primero que hay que hacer es proteger al cerebro como lo más importante que tenemos. La pobreza y el hambre afectan directamente el desarrollo cerebral y eso impacta directamente sobre la educación y las metas.


¿Influye el estado emocional?
Por supuesto. La falta de afectos, de estímulos y de un contexto positivo impactan negativamente en el cerebro. Como padres, tenemos que aprender a cuidar el cerebro de nuestros hijos para favorecer sus procesos cognitivos que les permitan adquirir las habilidades necesarias para los empleos del futuro. Lo emocional marca nuestra conducta.


¿Se debe enseñar con el ejemplo también?
Y sí, porque los hijos se sienten más seguros de hacer algo cuando ven que sus padres también lo hacen. No se puede delegar todo a la escuela.


¿Qué demandas laborales van a enfrentar?
Nosotros no sabemos cómo va a ser los trabajos dentro de 50 años, pero sí podemos estar seguros que no van a ser similares a los nuestros. El mundo avanza hacia la robotización y la automatización de las tareas, bajo la dirección humana calificada.


¿Cómo está posicionada Argentina al respecto?
Argentina debe volver a ser el foro intelectual de América Latina. Un lugar que perdió en las últimas décadas. La diferencia entre los países desarrollados y los que no, es el conocimiento.


¿Hay capacidad en el país para crear conocimiento?
Nuestro país cuenta con una extensa y muy culta clase media con acceso a estudios superiores. En la actualidad el país exporta U$S 6.000 millones al año en productos derivados del conocimiento. Esa cifra se puede multiplicar por cinco si ponemos interés en solo ser el país de la carne, los granos y los jugadores de fútbol.



¿Los Gobiernos se ocupan de esto?
Hasta el momento, no. Parece que su única prioridad es solamente bajar la inflación y atraer dólares. Y tampoco espero que el cambio venga de un presidente o un dirigente político. El cambio lo va tener que reclamar la misma gente. Así como reclamamos la democracia, y la mantenemos, hoy tenemos que reclamar una sociedad del conocimiento.


¿Cuál es el primer paso?
Primero hay que eliminar a los enemigos del cerebro. Con desnutrición y pobreza no podemos construir un país del conocimiento. A esto se tienen que sumar las escuelas, mejorando el estímulo y sumando calidad a la enseñanza.


¿Es sólo responsabilidad del Estado?
No, los privados son una parte fundamental. Hay muchas empresas que viven directamente o indirectamente de opciones que brinda el Gobierno. Justamente son estos los que tienen que apostar a la construcción de conocimiento. No nos podemos quedar con que tenemos un agro exitoso. Sino que debemos usar el conocimiento para mejorar el agro y otras actividades derivadas que sumen valor a la cadena.


¿Por qué Argentina aún no es un país desarrollado?
Ahora nos encontramos con que Chile tiene el mismo PBI que Portugal y de esta manera se despega de sus vecinos sudamericanos. ¿Qué pasó entonces con Argentina? Acá somos creativos, solidarios, amigueros, flexibles y resilientes, pero aún no aprendemos a trabajar en equipo y fijar metas colectivas a largo plazo.