La mitad más uno están “en línea”

Según cifras difundidas por el Ente Nacional de Comunicaciones, más de la mitad de la población de Argentina accede al 4G.


Para los tiempos que se vienen, más allá de la información y la informalidad, es interesante tener en cuenta el grado de conectividad que hoy se registra en la Argentina. Las cifras de Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) indican que poco más del 50% de los habitantes de nuestro país accede al 4G.


 


Las referencias son indispensables. Y las interpretaciones, muchas veces, también. Por eso tenemos a mano un informe de Martín Becerra, profesor e investigador de la UBA y el Conicet.


 


La anterior elección presidencial, la del 2015, fue contemporánea a la expansión de las redes de telefonía móvil 4G (cuarta generación), licitación que se hizo un año antes, en 2014. Por lo tanto, el año siguiente las operadoras beneficiadas se encontraban en pleno proceso de tendido de redes. Hoy el ente gubernamental Enacom indica un 53%.


 


Para Becerra esta “transformación tecnológica” condiciona la planificación de la comunicación masiva, sea o no política y tenga o no que ver con lo electoral. Pero, por supuesto, la campaña electoral no es ajena a la migración de las audiencias y a los nuevos hábitos más personalizados de información y entretenimiento, muchos de los cuales circulan socialmente a través de plataformas de redes sociales digitales (lo cual produce el malestar de los empresarios de medios tradicionales, como se manifiesta en parte de su cobertura sobre los gigantes globales de Internet).


Igual siempre es necesario tener cuenta la combinación de factores, en la mutación de las comunicaciones, para no caer en el blanco/negro de reemplazar viejo por nuevo. En su informe Becerra remarca que las plataformas digitales (con accesos fijos y móviles) se superponen con los medios tradicionales, y los “temas de conversación” de los social media muchas veces giran en torno del menú producido por la prensa, la radio y la TV. Eso lo complementa con el último informe de GlobalWebIndex (una empresa de investigación de mercado que proporciona datos de perfiles de consumidores a editores, agencias de medios y comercializadores de todo el mundo, con 22 millones de consumidores conectados) revela que en promedio los argentinos usan algo más de ocho horas diarias conectados a Internet (en dispositivos fijos y móviles, donde utilizan las redes sociales unas tres horas) y un promedio de tres horas diarias a la TV (en vivo y por streaming).


El diagnóstico de Becerra es medio enredado, pero al borde del precipicio: “Mientras cambia la estructura de las comunicaciones y se modifican los patrones de uso social, asignándole creciente importancia a los flujos desprogramados, móviles y ubicuos de contenidos informativos y políticos, la institucionalidad estatal va reaccionando con cierta demora, sea reconociendo la necesidad de revisar la ley de datos personales o sea intentando limitar las campañas de desinformación y fake news a través de redes sociales digitales. Por ahora esas reacciones son actos reflejos a problemáticas que sacuden el espacio público y están lejos de constituir medidas concretas frente a un fenómeno que, si bien no es nuevo, tiene como cualidad distintiva la viralización que puede alterar la dinámica propia de la competencia electoral”.


 


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