Video: así despegó el telescopio que funciona como una "máquina del tiempo" y buscará el origen del universo

Más grande y potente que el Hubble, este aparto buscará entre la luz emitida hace millones de años.

La NASA puso en órbita este sábado su telescopio James Webb, que permitirá a los astrónomos ver el espacio con nuevos "ojos" y acceder a rincones del universo hasta ahora inaccesibles.

El lanzamiento del cohete Ariane 5, que transportará el potente telescopio a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, tuvo lugar en el puerto espacial de Kourou, en Guayana Francesa, en el noreste de Sudamérica.

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La comunidad científica espera que el nuevo telescopio espacial, el más grande, costoso y potente de la historia, contribuya a arrojar luz sobre misterios de nuestro sistema solar y a aclarar incógnitas sobre la estructura y el origen del universo.

Desde Marte, hasta las galaxias más lejanas, el James Webb nos acercará a otros mundos, convirtiéndose en una especie de máquina de tiempo para llenar importantes lagunas de la ciencia y responder a preguntas sobre cómo se formaron las primeras estrellas y galaxias, cómo influyen los agujeros negros en la formación del universo o cómo estudiar la indetectable materia oscura y determinar si estaba presente en los primeros eones del universo.

Si bien la idea pueda parecer irreal y desconcertante, hay que tener en cuenta que el telescopio James Webb fue diseñado específicamente para ser capaz de captar la antigua luz procedente de algunas de las galaxias más antiguas. Como la luz tarda en viajar por el espacio, existe una demora entre su percepción y el momento en el que ese evento realmente pasó, y en medio de las enormes distancias del espacio, ese lapso puede constituir muchos años hasta que la luz llegue a la Tierra.

A medida que la luz de las primeras galaxias viajaba por el espacio, la expansión del universo estiró las longitudes de onda, con la luz corriendo hacia su forma infrarroja que emite calor. El James Webb funcionará precisamente en la longitud de onda de la luz infrarroja, que no es visible para el ojo humano y permite estudiar la formación y evolución de las primeras estrellas, galaxias y planetas de nuestro sistema solar.

Liderado por la NASA, el telescopio James Webb es un proyecto internacional conjunto que cuenta con la participación de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense (CSA).

El observatorio espacial es 100 veces más potente que su predecesor Hubble, que está a punto de cumplir 32 años en órbita, y como estará tan lejos, no lo podrán reparar si alguna pieza clave, como el espejo plegable de 18 elementos hexagonales de berilio o el parasol, llega a estropearse.

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Mientras el telescopio Hubble lleva el nombre del astrónomo Edwin Hubble, quien confirmó hace un siglo que existen innumerables galaxias más allá de la Vía Láctea y que el universo está en constante expansión, su sucesor fue nombrado en homenaje a James Webb, quien encabezó la NASA de 1961 a 1968.

Webb presidió los proyectos Mercury y Gemini, y la primera fase del programa de alunizaje Apolo. En 2002, una década después de su muerte, la NASA eligió su nombre para el nuevo telescopio.

Fuente: RT

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