El estacionamiento es un estado mental que te pone de la cabeza

Muchas referencias llegan desde el sector menos pensado. Como el material de Pedro Bekinschtein, que cayó en nuestras manos recomendado en la opinión pública por ser hermano de Ingrid Beck, codirectora de la Revista Barcelona (la madre de las publicaciones «entre la información y la informalidad). Pedro Bekinschtein es biólogo, doctor de la Universidad de […]


Muchas referencias llegan desde el sector menos pensado. Como el material de Pedro Bekinschtein, que cayó en nuestras manos recomendado en la opinión pública por ser hermano de Ingrid Beck, codirectora de la Revista Barcelona (la madre de las publicaciones "entre la información y la informalidad). Pedro Bekinschtein es biólogo, doctor de la Universidad de Buenos Aires, columnista de neurociencia y además autor del libro "100% Cerebro". Es acá donde explica, con términos sencillos, cómo funciona “el órgano rockstar”, según sus propias palabras. Señala: "Todas las decisiones se deben a un patrón específico de circulación de información eléctrica en las neuronas". Y propone entender cómo es que se organiza y de dónde salen todos nuestros pensamientos y acciones. Además agrega: “Lo maravilloso está en lo real, en transformar lo que no es evidente aún en algo evidente, en ver el mundo con los ojos del cerebro y descubrir este neurouniverso”.


Como Mendoza es una zona "muy fierrera" en el mapa argento, con muchos vehículo en comparación con la cantidad de personas que pisan nuestro suelo, aprovechamos un capítulo para sacar varias reflexiones al respecto. "El estacionamiento es un estado mental" indaga en algún tipo de "desigualdad" de género en la órbita motorizada. Y destaca: "Al estacionar el auto, uno debe prestar atención a muchas cosas como la distancia entre los dos coches que limitan el espacio, las dimensiones del propio vehículo y el cálculo de cuánto hay que moverlo. Es extremadamente importante imaginar cómo se está moviendo el coche a pesar de no poder verlo desde afuera. Casualmente, uno de los pocos dominios cognitivos en los que se observa una diferencia clara entre hombres y mujeres en diferentes culturas y edades es el que conocemos como rotación mental. Como su nombre lo indica, esta capacidad nos permite observar un objeto en 2 o 3 dimensiones y predecir cuál sería su forma si lo rotáramos en el espacio. Esta habilidad es muy útil para jugar al tetris, sobre todo en los últimos niveles en los que los objetos caen a gran velocidad, y los hombres en promedio son más rápidos y más precisos a la hora de rotar mentalmente los objetos. Teniendo en cuenta este dato, científicos alemanes liderados por el psicólogo Onur Güntürkun decidieron evaluar si efectivamente las mujeres son peores a la hora de estacionar el coche y si la rotación mental tiene algo que ver con eso. Reclutaron individuos del sexo masculino y femenino con diferentes grados de experiencia en lo que se refiere a las habilidades conductoras de automóviles. Tanto expertos como principiantes tuvieron que estacionar el auto de diferentes maneras, de cola, o en forma paralela. Además, realizaron una evaluación de rotación mental y un test de autoevaluación de las maniobras de estaciona­miento. Los resultados indicaron que tanto en individuos experimentados como en principiantes, los hombres fueron más precisos, pero sobre todo bastante más rápidos al momento de realizar las maniobras y completar la tarea".

Siempre es bueno darle una segunda oportunidad a los cuestionamientos: "La práctica probablemente hizo que las mujeres pusieran al problemita de la rotación mental en un segundo plano. Pero entonces, ¿por qué siguen estacionando peor? Una clave para responder a esta pregunta vino de las autoevaluaciones en las que se les hicieron preguntas del tipo ¿cuán bien pensás que manejás?, ¿cuán bien pensás que estacionás generalmente?, y ¿cuán bien pensás que estacionaste durante el experimento? Resulta que una autoevaluación no tan buena estuvo muy asociada a un estacionamiento no tan decente, pero solo en los individuos del sexo femenino. Vivimos luchando contra los estereotipos, queremos ser distintos y originales, por eso nos hacemos tatuajes y buscamos modelos de ropa y accesorios exclusivos. La ansiedad que nos provoca la posibilidad de caer en el estereotipo se conoce como 'la amenaza del estereotipo', y resulta ser peor para el cerebro que la amenaza del Ébola, ISIS y la de las plagas de Egipto que le cayeron al Faraón al no querer liberar a los judíos de la esclavitud. Así que la próxima vez que veas a una chica estacionar el coche en 20 maniobras, pensá cómo estacionarías vos si alguien te estuviera susurrando constantemente 'esto no es para vos, no lo vas a lograr, mejor quedate en tu casa a preparar la comida'".

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