Imperdible: Palermo "le habla" a Maradona, en un texto emocionante

El Titán, le dedicó un extenso texto a Diego en donde contó detalles de su relación y cómo le impactó su muerte.

El goleador histórico de Boca, Martín Palermo, le escribió un emocionante texto a Diego Maradona, a tres meses de su muerte. El mismo fue publicado en el sitio The Players Tribune y se titula Dios aún existe.

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Allí, en una suerte de desahogo, el Titán relata como fue su relación con el mejor jugador del mundo, sus momentos juntos en el mundial 2010 y la profunda herida que le dejó su muerte. 

Aquí algunos fragmentos del extenso relato:

Cómo se enteró de su muerte

"Pasaron tres meses desde que Diego nos dejó. Cuando escuché la noticia, inmediatamente le mandé un mensaje a un periodista amigo que sabía que era cercano a él. "¿Es verdad?". Me respondió: "Sí...". Y en ese momento, uno no... no puede creerlo. O sea... uno se acuerda la cantidad de veces que Diego estuvo en situaciones parecidas, en las que estaba en el hospital y se multiplicaban rumores sobre su muerte, y entonces pensaba: "No, no puede ser, solamente es lo que están diciendo. Probablemente no sea nada". Y al final realmente no era nada. Maradona siempre se recupera. Maradona siempre sobrevive. Había pasado tantas veces. Entonces pensás Esta es sólo una más".  

Y ahora, mientras los días siguen pasando, todavía tengo esa sensación de que no es cierto. Diego sigue ahí, más vale. 

Sé que hablo por muchos argentinos cuando digo que todavía me cuesta imaginarme un mundo sin Maradona. Desde que era un chico él siempre había estado presente, siempre intocable. Cuando lo vi en el Mundial 86, me di cuenta de lo que significaba para el mundo, y de lo que significaba para nosotros. Diego cambió mi percepción de lo que era el fútbol". 

El mundial 94

"El momento en el que me sentí más cerca de él, incluso sin haberlo conocido, fue durante el Mundial 94 en Estados Unidos, cuando lo sacaron del torneo y él salió a decir que le habían cortado las piernas. Yo tenía 20 años y había debutado profesionalmente dos años antes. Viéndolo ahí, sintiendo su dolor, despertó una nueva clase de afecto. Cuando lo vi llorar, quería llorar yo también. Es difícil, realmente, describir lo que sentí en ese momento. Todo lo que puedo decir es que me sentí más conectado con él que nunca antes. Era Maradona, era Dios, pero también era humano, ¿no?"

Cómo se conocieron

Nunca pensé que me iba a hacer tan cercano a él tan cerca como finalmente fui. Nada más conocerlo en persona fue un sueño hecho realidad. La primera vez fue cuando yo jugaba en Estudiantes y fuimos a jugar contra Boca en agosto de 1996. Los dos éramos capitanes, así que nos juntamos en el círculo central. Después del sorteo, tomé coraje y le dije: "Diego, cuando termine el partido, ¿me darías tu camiseta?" Debo haber sonado como un pibe fanático... ¡y lo era! Y esto es lo que pasó: ganamos el partido, metí dos goles, y cuando terminó el partido mandé al utilero a que me buscara la camiseta. Diego me la mandó.

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Unos meses después, Maradona le pidió a Mauricio Macri, el presidente de Boca, que me comprara. Era 1997 y ahí tuve el honor de llegar a Boca. El equipo era increíble: estaban Diego, Claudio Caniggia, Diego Latorre, Navarro Montoya, Néstor Fabbri, los mellizos Barros Schelotto... pero el club no estaba pasando un buen momento a la hora de ganar títulos. Así que los hinchas tenían motivos para no estar contentos. Y sin embargo, con Diego ahí, todo estaba en calma. Su presencia de algún modo tapaba todo.

El gol a Perú

Pero me recuperé a principios de 2009, y para entonces, por una de esas raras cosas del destino, Diego se había hecho cargo de la Selección Nacional. Y después empezó a apoyarse en los jugadores que estaban en el fútbol local, y no sólo en los que venían de Europa. Y entonces, me llamó. No había jugado por una década con la camiseta argentina y de repente Diego me empezaba a dar partidos. Así llegamos a la parte final de las Eliminatorias para el Mundial, y yo me di cuenta de que podía ser parte.

Adelantamos a octubre de ese año y nos encontramos con el partido en el que le tenemos que ganar a Perú en la anteúltima fecha para mantenernos con chances de ir al Mundial. Era un momento de crisis para Argentina. No ganar un Mundial, ya es bastante malo. ¿Pero ni siquiera ir a un Mundial...? Impensable. Realmente estábamos bajo mucha presión y había que salir con el cuchillo entre los dientes.

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Así que ahí estamos, jugando contra Perú en Buenos Aires, y diluvia. Es un clima bíblico. Hacemos un gol. Gracias a Dios, está todo dado para ganar 1-0. Y después llega el empate de Perú antes del final. Desastre. Estábamos terminados. Game over. Chau Mundial. La gente se empieza a ir del estadio, como loca, enojada. Y Diego, que había sido muy criticado en la prensa por sus tácticas, por llamar a un delantero viejo que todos creían terminado... ahora también está listo.

Pero en tiempo de descuento, ganamos un corner. La pelota llega al área y me queda de frente, para que la toque rumbo a la red. Gol. Empiezo a correr como un loco, con todos los compañeros que me persiguen. El estadio explota. Diego también se manda corriendo al campo, se tira de cabeza y aterriza en el pasto mojado. Qué momento. ¡Qué noche!

Me gusta pensar que si mi vida fuera como una película, y la primera escena fuera esa foto en la que estoy pateando una pelota, el final, cuando llegan los títulos, sería el de ese festejo de gol bajo la lluvia". 

Leé la nota completa en: https://www.theplayerstribune.com/posts/god-still-exists-diego-maradona-martin-palermo-spanish

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