Flor hace soñar a Rivadavia

La joven, de 18 años, representó a Santa María de Oro en “Destellos de un vino nuevo”. Estudia danza. y fue campeona de malambo

Por Sofía Fernández



Estuvo en el ojo de la tormenta desde que fue electa. Su
corte la acusó de acomodo. Lejos de importarle las críticas, Florencia Álvarez,
esta bella joven rivadaviense, sueña desde niña con convertirse en reina
nacional y ser reconocida en el país.  Es
campeona de malambo y a pesar de su corta edad es docente y maneja su propio
ballet de danza árabe. Flor, la reina que le pone energía a la Vendimia.



¿Por qué quisiste ser
reina?



Desde que usaba pañales quería ser reina. Toda niña juega a
ser reina, princesa, que la capa, la corona. Cuando era chica tenía una banda
blanca que en fibrón decía “Rivadavia”, y tenía dibujado un racimo. El día de
la elección la llevé, y fue mi cábala. Mi corona era un collar de perlas con un
alambre, mi cetro era la pata de una silla, y la capa, un pedazo de tela de
forro.



¿Qué pensás con
respecto al espectáculo de la Fiesta de la Vendimia?



Creo que esta vendimia va a ser especial. Muchas veces la
puesta en escena se torna a lo que vende estéticamente y dejan de lado lo
nuestro. Pero creo que el trabajo está representado en los cuadros de la Virgen
de la Carrodilla, las tormentas, y ojalá no se pierda nunca el cuadro final de
malambo porque no sería Vendimia. Pueden haber puntos de vista distintos,
mientras se refleje el trabajo de todo el año está bueno.



¿Cuál es la actividad
que más te gusta hacer?



Bailo desde los 4 años, tengo mi propio ballet, fui la
primera bailarina del Club sirio de Mendoza, empecé con árabe. Luego hice
contemporáneo y folclore, y a los 14 años empecé a zapatear. Soy malambista,
campeona nacional en 2013, competí contra varones. Fue todo un desafío.



¿Cuál crees que es la
principal falencia de tu departamento?



Me gustaría publicitar un poco más Rivadavia, para enamorar
a la gente y que vayan a conocer el departamento. Hay muchas cosas para
mostrar. A todos los lugares donde voy llevo vinos, llevo una botella con
etiqueta con mi foto, una frase y el origen. De esta manera les dejo la
incógnita de qué es Rivadavia, es cuestión de entusiasmar a la gente. Le
pondría más energía a la promoción. La difusión de Rivadavia es la falencia.



¿Qué es lo que más te
gusta de Rivadavia?



El polideportivo, donde se realiza el día del estudiante, la
Vendimia y el Paseo del Lago. Es un lugar representativo y punto clave de
Rivadavia.



¿Un sueño?



He cumplido todos mis sueños. Bailar malambo, ser reina,
todo. Mi sueño a corto plazo sería terminar mi carrera, tener mi propia
academia y que la gente me reconozca en todo el país por lo que hago.



¿Un libro?



Una historia sencilla, es de un malambista. Pero por lo
general, leo lo que me llama la atención.



¿Tocás algún
instrumento?



Violín, me lo regaló mi abuelo una semana antes de morir.
Cada vez que lo agarro me largo a llorar.



¿Cómo te tomás la
crítica?



La gente es muy impune detrás de una pantalla. Si vos venís
y me decís las cosas de frente es distinto, a mí no me afecta lo que digan en
una computadora. A mí que me lo digan de frente sino no le voy a dar
importancia, me tiene sin cuidado.



¿ A qué tema le daría
prioridad en tu reinado?



A la educación. Habría que invertir más en establecimientos,
en profesionales, en todo. Siempre que van a empezar las clases hay problemas.
Los chicos de salita de 4 que se quedan sin bancos, los sistemas de
otorgamiento de vacantes, para hermanos, para hijos de docentes, para otros
pobres que les toca una escuela lejísimo teniendo un establecimiento en su
barrio. Habría que invertir más en talleres de arte, de deporte, de cocina, de
costura, para hacer huertas, taller de biologías, hacer que a los chicos les guste
ir a la escuela. 



Si fueras reina
nacional, ¿cuál sería tu primera acción?



Visitaría mi distrito, y ayudaría el asentamiento que hay
allí. Es uno de los más humildes de Rivadavia, y esa gente fue la que me brindó
su apoyo incondicional. Ellos me hacían un lugarcito en una silla en el patio,
te daban un mate y ver corriendo a los chicos por allí me llena de emoción. La
gente que menos tiene es la que más da.