Se cumplieron 29 años de la muerte de Alberto Olmedo
Hace 29 años que la Argentina extraña a Alberto Olmedo. El 5 de marzo de 1988, el talentoso actor de la eterna sonrisa fallecía en Mar del Plata tras caer del piso 11 de uno de los departamentos del edificio Maral 39.
Sin embargo, el recuerdo de su humor sigue vigente en aquellos que pudieron disfrutarlo y en las nuevas generaciones que lo descubren. Como legado quedan en la memoria “El capitán Piluso”, “No toca Botón” y tantos otros éxitos, que el público continúa extrañando.
Alberto Olmedo nació el 24 de agosto de 1933, en la ciudad de Rosario, en Santa Fe. Se crió en un conventillo con su madre, de quien adoptó el apellido, ya que su padre los abandonó cuando él era pequeño.
Sus comienzos en el teatro de La comedia de Rosario hicieron que el humorista se trasladara a Buenos Aires, donde encontró un lugar en Canal 7.
Después llegaron los éxitos junto a las mujeres más hermosas del país y, mientras Olmedo hacía temporada en Mar del Plata con el espectáculo “Éramos tan pobres”, una madrugada encontró la muerte al caer desde un balcón. Desde el trágico 5 de marzo de 1988 aún se lo sigue recordando.
Sin lugar a dudas Olmedo marcó una etapa en el humor argentino, y hasta el día de hoy las repeticiones de sus programas y películas siguen haciendo reír a todo un país.
A lo largo de estos años, parte del elenco que lo acompañó tanto en la televisión, en el cine y el teatro compartieron grandes momentos con Alberto Olmedo y muchos de ellos son imborrables.
Hace unos años, la actriz Beatriz Salomón recordó al Negro y marcó las diferencias entre su modo de trabajar y la TV actual al asegurar: “A él le encantaban las mujeres pero no era un acosador, hoy por hoy no llegás a la fama sino te encamás con alguien, yo no tuve necesidad de hacer eso. Si vos no te acostabas con él no pasaba nada. La chicas hacían fila para salir con él”.
Por su parte, la actriz Adriana Brodsky reveló en alguna oportunidad: “Cuando me dicen su nombre lo primero que me viene a la mente es un abrazo, porque él era muy afectuoso y se daba cuenta muy rápidamente cómo te sentías por más que quisieras disimular, tenía ese don de gente y humildad, era un compañero más”. Y agregó: “El Negro no quería saber qué ropa iba a usar en los sketches, tampoco yo sabía qué me iba a decir cuando me viera. Jamás conocí a una persona que me respetara tanto en el escenario. El no hacía humor abusándose de la mujer”.
En tanto, Silvia Pérez relató: “Era una persona muy humilde, honesta, introvertida… Todo lo demás es lo que sabe todo el mundo. Sabía de sobra quién era artísticamente y su generosidad era algo inusual: ayudaba y protegía a todos los que necesitaban”.
