Daniel Burman: “Es un milagro que la gente deje lo que tenga que hacer para ir al cine”

Burman es el creador de “Edha”, un thriller de venganza ambientado en el universo de la moda porteña que combina corrupción, crimen y romance, que se estrenó en la plataforma de contenidos Netflix.


El director, guionista y productor Daniel Burman es el creador de “Edha”, un thriller de venganza ambientado en el universo de la moda porteña con parejas dosis de corrupción, crimen y romance, que se estrenó en la plataforma de contenidos Netflix, y es la primera serie producida por el gigante del mercado audiovisual en Argentina.


Protagonizada por Juana Viale como la mujer del título, la trama narra la historia de una diseñadora de alta costura tan inspirada como traumada por eventos claves vividos en su infancia, que encontrará en un modelo, ajeno al mundo de la moda, y de nombre Teo (el catalán Andrés Velencoso), a la musa que necesitaba para crear una línea de prendas masculinas.


La serie está compuesta por 13 episodios y cuenta con un elenco en el que se destacan Pablo Echarri, Delfina Chaves, Osmar Núñez, Sofía Castiglione y el clásico colaborador de Burman, Daniel Hendler, entre otros.


En conversación con Télam, Burman explicó qué le atrajo del mundo de la moda, la posibilidad de abordar su primera ficción con una heroína como protagonista en lugar de un protagónico masculino y las ventajas de producir para una plataforma de streaming como Netflix.


Télam: ¿Cómo nace el proyecto de “Edha”, que a priori no es el tipo de historia con el que más se te asocia?


Daniel Burman: Me interesaban mucho ciertas paradojas que se dan en el universo de la moda, que es un universo tan luminoso, con tanto glam, fashion, pasarela y cierto canon de belleza aspiracional supuesto, que por otro lado está sostenido por una contracara con muchas contradicciones, con métodos de producción que están muy discutidos.


T: También está muy presente el choque o convivencia entre el arte y la frivolidad.


DB: Sí, atraviesa mucho esa cuestión. Cuánto tiene de frívolo el arte, el vínculo de los artistas con el dinero, con la producción; hay toda una zona ahí que me interesaba explorar.


T: ¿Tuviste presente la relación que se podía establecer entre la subtrama de los talleres clandestinos y las acusaciones a la marca de la primera dama, Juliana Awada?


DB: No, para nada. La serie no está montada sobre un caso real, sino sobre una problemática existente en Argentina, en Brasil, en España y en muchos lugares del mundo, donde la producción de la moda muchas veces está sostenida sobre trabajo esclavo o irregular y esa mano de obra, en general inmigrante, permite vestirnos barato y como nos gusta.


T: ¿Qué ventajas tiene Netflix para que les hayas acercado este proyecto?


DB: Para mí, el único momento del proceso de cada película en el que sentí una verdadera angustia era cuando llegaba el estreno, saber que es una especie de milagro que la gente deje lo que tenga que hacer para ir al cine, para encerrarse dos horas en un lugar, que cuando lleguen haya justo una función, que no llueva, que no jueguen Boca-River, que no haya elecciones, que te pongan el cartel luminoso. Es una cantidad de cosas que tienen que pasar para que se dé el milagro de que un ser humano se siente a ver tu película, y después de muchos años eso me empezó a agotar muchísimo. Si bien sigo pensando que el mejor lugar en el mundo para ver una película es el cine, quería descansar un poco de eso y esa oportunidad de que haya una red que va a 190 países, donde más de 100 millones de personas cuando quieren, dónde quieren, moviendo una falange puedan ver tu historia, es increíble.


T: ¿Hay historias que son mejores para un formato como el de la plataforma de streaming y otras que son ideales para el cine?


DB: Cuando uno empieza el día y dice “tenemos que contar esta historia” pierde un poco conciencia de dónde va a verse, y está bien que así sea. Mi última película, “El rey del Once”, no sabía para dónde la hacía. Era una verdad que quería atrapar y que siento que atrapé muy bien, pero que se estrenó y fue muy poca gente, que sabía que iba a ser así. Y de pronto se estrenó en Netflix hace un tiempo y la gente creyó que se estrenó ahí directamente. La redescubrieron y la vio gente de muchos lugares del mundo, de pronto tuvo espectadores inesperados.