Con final abierto y gran cantidad de espectadores terminó “El puntero”
5 de rating y fue el ciclo de mayor audiencia del miércoles.
La miniserie de 39 capítulos escrita por Mario Segade y dirigida por Daniel Barone supo abordar lo socio-político y descolló de la mano de un elenco impactante.
“El Gitano” (Chávez) continúa internado en un psiquiátrico donde permanece, desde que el asesinato de su hija Libertad (Belén Blanco) despertara los fantasmas de su mente. Su esposa Clarita (Gabriela Toscano) se debate entre la culpa que le provoca verlo así y sus nuevas responsabilidades como jefa comunal.
El personaje de Chávez, con su estilo transgresor, no puede con su genio y aprovecha los “permisos de salida” para regresar al barrio e intentar trabajar para su gente.
Este esfuerzo termina por resentir aún más su salud ante la desesperación del entrañable Lombardo (un consagratorio Rodrigo de la Serna) ya convertido en flamante propietario de un despacho propio en la intendencia que maneja Clarita. Lombardo y su familia tienen un final feliz.
El final del Gitano, personaje que despertó odios y amores, quedó abierto y algo confuso como los gestos de ese personaje que se movió siempre al límite, al borde de los excesos.
La miniserie de 39 capítulos escrita por Mario Segade y dirigida por Daniel Barone supo abordar lo socio-político y descolló de la mano de un elenco impactante.
“El Gitano” (Chávez) continúa internado en un psiquiátrico donde permanece, desde que el asesinato de su hija Libertad (Belén Blanco) despertara los fantasmas de su mente. Su esposa Clarita (Gabriela Toscano) se debate entre la culpa que le provoca verlo así y sus nuevas responsabilidades como jefa comunal.
El personaje de Chávez, con su estilo transgresor, no puede con su genio y aprovecha los “permisos de salida” para regresar al barrio e intentar trabajar para su gente.
Este esfuerzo termina por resentir aún más su salud ante la desesperación del entrañable Lombardo (un consagratorio Rodrigo de la Serna) ya convertido en flamante propietario de un despacho propio en la intendencia que maneja Clarita. Lombardo y su familia tienen un final feliz.
El final del Gitano, personaje que despertó odios y amores, quedó abierto y algo confuso como los gestos de ese personaje que se movió siempre al límite, al borde de los excesos.
