El chico atrapado en el incendio seguirá tres meses internado

Lucas Suárez, el chico de 13 años que quedó atrapado en un incendio de una escuela en San Martín, evoluciona lentamente y los médicos del Notti especulan que todavía tiene para tres meses más de internación.


Con el 15% de su cuerpo con quemaduras, el estado general de Lucas es bueno, aunque permanece sedado para que no sufra los dolores de heridas concentradas principalmente en su espalda, glúteos y la pierna y brazo derechos.
María Teresa Martínez, su madre, dijo que el adolescente está completamente consciente de lo que ocurrió en la mañana del martes, cuando un sector de la escuela Simón Bolívar de San Martín, ardió en llamas debido a lo que podría haber sido un cortocircuito de la instalación eléctrica.
“Me dijo que no creía que sus compañeritos lo hayan abandonado, sino que todos salieron corriendo para llamar al preceptor y por el espeso humo, no lo encontraron”, dijo la madre que prefirió cargar la responsabilidad contra “la poca preparación que tiene el personal escolar, para la asistencia de alumnos con discapacidad”.
“No deseo que le pase esto a nadie”, fueron las palabras de Lucas al referirse al momento en que se vio atrapado en el incendio.
Camino a China
Hace aproximadamente un mes y medio comenzó la campaña para lograr que Lucas Suárez pueda viajar a China, para ser sometido a un tratamiento de células madre, con le permitirá comenzar a recuperar la masa muscular perdida, producida por el avance de la distrofia  muscular de Duchenne.
“Hace un mes y medio empezamos con la campaña, tras conocer que  en China se podía hacer un tratamiento que le permitiese recuperarse, al menos en parte”, contó María Teresa.
De acuerdo a lo que le dijeron los especialistas, este tratamiento le devolverá a Lucas la capacidad de caminar por lo menos 100 metros seguidos, lo que para su madre sería “un maratón”.
Lucas es un “hijo del corazón” que llegó a la familia hace 8 años, cuando su primera hija (nueve años mayor), le “pidió un hermanito” a sus padres.
“Siempre notamos que era más lento que los demás, pero eso no nos alarmó hasta que la enfermedad empezó a consumir su masa muscular con mayor celeridad. Anduvimos por varios médicos hasta tener la certeza, pero en este país parece que no todos saben bien de qué se trata”, dijo la madre.