Especial ÁreaTres: el avance urbano sumó 2 mil hectáreas en 4 años
La urbanización en Mendoza crece a un ritmo vertiginoso. La
edificación de los barrios comenzó a trasladarse a la periferia pero sin
respetar reglas comunes entre los municipios, lo que genera hoy una pérdida de
las líneas de interface que deberían existir entre lo urbano y lo rural. Así
definen los investigadores que trabajan en diagnósticos y propuestas para
ordenamiento territorial que permitan un crecimiento sustentable.
En Mendoza hay zonas donde la concentración urbana ha
crecido de manera acelerada, en general en departamentos como Luján de Cuyo,
Maipú, Godoy Cruz y también Las Heras,
mostrando manchas densamente pobladas.
Según las evaluaciones en base a fotos aéreas que manejan
los investigadores, en 2010 el área urbana de Mendoza ocupaba 26.468 hectáreas
y a 2014 penetró en 28.574. Mariela López, investigadora del Instituto de
Cartografía, Investigación y Formación para el Ordenamiento Territorial
(CIFOT), explica que estos datos se manejan de manera estimativa teniendo en
cuenta que se lograron en base a un análisis de fotos aéreas y crecimiento del
sector y no a través de un trabajo de campo.
Las investigaciones del CIFOT coinciden con la visualización
del crecimiento exponencial de la zona urbana en Mendoza que se puede apreciar
utilizando herramientas como Google Earth y comparando desde imágenes
satelitales cómo era la ciudad en 2002 y cómo es ahora (ver recuadro).
Al no haberse sancionado el Plan de Ordenamiento Territorial
que iba a poner orden en las zonificaciones municipales, cada comuna sigue
autorizando proyectos de acuerdo a sus reglamentaciones. Los investigadores
identifican zonas que han crecido hasta colapsar y otras que representan un
peligro, ya sea por sus tipos de edificaciones o porque están superpobladas, en
base a lo que deberían contener. Además se han ocupado tierras productivas y
avanzan sobre otras, sin tener en cuenta que pierde espacio lo rural.
Sonia Romero, presidenta de la Agencia Provincial de
Ordenamiento Territorial, considera que el mayor peligro es que se fueron
asentando en zonas que no permiten el acceso a todos los servicios, ni a
condiciones óptimas de empleo ni desarrollo social. La mayoría de estos emprendimientos
que representan potenciales peligros están en la zona pedemontana, consideró la
funcionaria.
Dos de las zonas que muestran un crecimiento acelerado en
los últimos años están en Godoy Cruz y Las Heras. Una es el barrio Palmares que
comenzó siendo un conglomerado que hoy comprende casi 5 barrios. La otra es en
el Barrio Dalvian de Las Heras donde según los investigadores se está
asfaltando el pedemonte con sus consecuentes problemas por el freno a los
cauces aluvionales.
En ambos casos, las obras de infraestructura fueron
provistas por los propietarios y el Estado sólo extendió redes para prestar los
servicios.
Diego Kotlik, director de Planificación Urbana de la
Municipalidad de Godoy Cruz, marca que el problema del Gran Mendoza y de
Argentina en general es el crecimiento disperso y de extensión horizontal en el
territorio llevando al colapso de redes de todo tipo. Los recursos urbanos son
acotados. Estos son los caminos, escuelas, hospitales, recolección de residuos,
cloacas, presupuesto, entre otros; y cuando las redes se estiran por
crecimiento disperso se resiente el servicio.
Mientras que Gabriela Vicencio, directora de Ambiente de Las
Heras, considera que hay zonas que han crecido de manera acelerada, como El
Challao, pero que en muchas oportunidades aprovechan vacíos legales para vender
lotes en forma de condominios que no tendrán ni servicios ni escrituras.
Pero existen otras porciones de territorio donde también se
observa un crecimiento acelerado y en muchos casos sin las condiciones de
infraestructura necesarias. Marilyn Gudiño, directora del Doctorado en
Ordenamiento Territorial de la Universidad Nacional de Cuyo, señala que una de
las zonas donde se puede ver este problema se ubica en los loteos que se
expanden sobre el pedemonte de Luján de Cuyo, a la altura de los caracoles de
Chacras de Coria.
La investigadora denuncia que hay construcciones en fallas
sísmicas o en guadys (ríos secos). En estos últimos, que en apariencia se
observan secos, es por donde debería escurrir el agua cuando llueve. “Si bien
las máquinas nivelan, el agua tiene memoria y vuelve a escurrir por el mismo
lugar, lo que representa un gran peligro cuando haya tormentas fuertes o
movimientos de rocas”, consideró.
Sin el plan
El espíritu de la ley de Ordenamiento Territorial lo fijaba:
debían existir áreas de edificación, otras de transición (o interface) y otras
rurales. Pero lo cierto es que en la realidad se observa un avance sobre las
áreas rurales, sobre otras de transición como el pedemonte, que a veces
contradicen el espíritu de la norma sancionada después de más de 19 años de
debate. Esto puede avanzar teniendo en cuenta que el plan que iba a fijar
reglas comunes sigue en la Legislatura para su tratamiento.
