El Firpo, escuela de boxeo y de vida

El mítico gimnasio de Corrientes y Salta, de Ciudad, no solo es un templo del deporte mendocino, sino que funciona como refugio para muchos chicos.


Las paredes del Luis Ángel Firpo están llenas de historias. A pesar de haber sido remodelado hace pocos años (2013), la mística sigue intacta y decenas de chicos se acercan a Salta y Corrientes para buscar en el boxeo una carrera o tan solo una manera de distenderse o ejercitarse.


Osvaldo Corro es quien entrena a jóvenes desde hace 22 años y destaca la importancia que este deporte tan arraigado en la cultura mendocina significa para él y para quienes se animen a buscar un refugio entre cuerdas, guantes, sogas, bolsas y vendas.


“Esto es mi vida, es algo muy particular que nos ayuda a las personas que no pudimos hacer otra cosa, como estudiar. El boxeo me dio todo y pretendo hacer lo mismo con los chicos que llegan acá”, dice Osvaldo, ex campeón argentino y sudamericano superligero.


Uno saltando por acá, otro practicando con el cielo tierra o la bolsa, un par en el ring guanteando. Por allá dos haciendo abdominales o aparatos. Decenas de chicos encuentran en ese templo del boxeo una forma de “sacar los nervios, alejarse de las locuras y ponerse bien tanto física como mentalmente”.



“Trabajo con chicos que provienen de distintos ámbitos, a veces de condición humilde. Recibo a todos y les enseño, pero no están obligados a competir. Acá se sienten cómodos”, afirma Corro, quien guía el rumbo de varios boxeadores profesionales.


El técnico señala cuál es el papel que el entrenamiento de boxeo y la competencia tienen para los hombres y mujeres que deciden practicarlo.


“Aporta algo en la vida, en lo social suma para que estén un poco mejor. Para mí es muy satisfactorio dedicarme a esto porque este deporte no es solo competir sino también enseñar sobre un montón de cosas”, analiza el profe, que también reconoce la importancia de la formación académica y opina que “hay que inculcarles el estudio también”.


El Firpo, una escuela de vida para decenas de personas, una manera de mantenerse en forma, un refugio o un entretenimiento. Lo importante es que la ‘magia’ sigue viva en esa esquina de la Cuarta sección de Ciudad que vio nacer y crecer a tantos referentes pugilísticos de estas tierras.