Boca llamó al Tomba y el Tomba está

Lo incontrastable es que de los últimos 18 puntos que jugó Boca sumó siete, Godoy Cruz los sumó todos y se ha ganado el derecho de soñar con la epopeya.


Por Walter Vargas (Agencia Télam)


Más allá de si el árbitro Ariel Penel declinó ser Ariel Penal, más allá de las polémicas, de los reclamos justificados o no, y de los lloriqueos tan comunes en los protagonistas directos del fútbol argentino, lo incontrastable es que de los últimos 18 puntos que jugó Boca sumó siete, Godoy Cruz los sumó todos y se ha ganado el derecho de soñar con la epopeya.


Cuatro son las fechas que faltan para que termine la Superliga y cuatro son los puntos que Boca lleva por delante del Expreso, más el beneficio de un fixture accesible: Newell’s y Unión en la Bombonera, Gimnasia en La Plata y Huracán en Parque Patricios, en la última.


En cambio, el Tomba visitará a Banfield y Argentinos Juniors y recibirá a San Martín de San Juan y Tigre, en un cierre, el reservado para el segundo fin de semana de mayo, que se perfila mucho más incierto de lo que era hace un par de semanas cuando Boca había resuelto su mano a mano con Talleres.


Y ni hablar si desandamos la marcha del campeonato.


En la fecha 17, por ejemplo, Boca goleó a San Martín, Godoy Cruz perdió con Racing, los separaban 15 puntos y seis escalones, y en todo caso los que alentaban esperanzas más vigorosas de acercarse a la punta eran Talleres, San Lorenzo e Independiente.


Desde entonces cada quien sobrellevó sus propios tropiezos, irregularidades, derrotas inesperadas o no, pero el Tomba sintonizó buen juego, goles, confianza por las nubes, planetas alineados y todo le supo a ganancia.


Con su aplastante 3-0 a expensas de Temperley y el añadido sustancial de la clave estelar de su goleador, Santiago García, el Morro, los tombinos aprovecharon un nuevo tropiezo de Boca y por lo menos están habilitados a abrazarse a las chances matemáticas y a la tendencia que los registra crecidos y ascendentes.


Boca, en fin, anda por un terreno escarpado y bajo un cielo tormentoso: ¿pudo haber sido mano penal lo de Gonzalo Verón, que desató reclamos, la expulsión de Pablo Pérez, la ira de Guillermo Barros Schelotto, etcétera?


Desde luego que sí, una jugada polémica si las hubo, que de todos modos sería insuficiente para explicar el desbande estructural, la confusión, la blandura defensiva y una imagen general de equipo que llega al final de la temporada escaso de combustible (también muy castigado por una larga racha de lesionados, es cierto) y menos habilitado a coronar por su presente que por la ya lejana racha inaugural de ocho triunfos en serie.


Amén de la derrota de Boca, que en realidad fue una muy buena victoria de Independiente que lo reacomoda en el lote de clasificación a la Libertadores de 2019, la fecha 23 de la Superliga deparó entre otras notas destacadas el cuarto triunfo al hilo de River (por 2-0 a Rosario Central con el novedoso lucimiento de Lucas Pratto).


También hubo otro espléndido golpe de Defensa y Justicia (3-2 a expensas de un Racing, el que dirige el Chacho Coudet, víctima del síndrome de Doctor Jekyll y Míster Hyde) y el ya lejano gol de Israel Damonte que significó tres puntos para Huracán versus Argentinos.


Entre los aspirantes a un cupo de competencia internacional también ganaron Estudiantes a Patronato, Colón a Chacarita, Belgrano a Arsenal y Atlético Tucumán a Gimnasia.