#BonoenMendoza: Estuvimos ají (creo)

Fue el día de la convulsión mediática mendocina.



Fue el día de la convulsión mediática mendocina. Y como una cereza ideal para este gran postre colectivo que fue, no podíamos mantenernos al margen de la visita de Bono, aún cuando quedan serias dudas de la bodega visitada, del vino testeado o de un posible affair con ex funcionaria del Gobierno mendocino (eso dicen los que dicen).


 


Evitando una supuesta negación constante, más el frío, el sueño y la inseparable modorra, un equipo de “Entre la Información y la Informalidad” salió a la calle con el único objetivo de toparse con el rockstar, algo que nos permitía refregarle a nuestros primos sanjuas un logro natural de tremenda envergadura. Con la soltura y la excentricidad de una persona cualquiera, Bono nos reconoció (es seguidor del diario en Twitter) y nos dedicó un breve diálogo:


 


Cronista oculto de “Entre la Información y la Informalidad” (por cuestiones de seguridad internacional mantenemos la reserva): “Bono, eh, viejo zorro, dame una palmada en la espalda antes de que te vayas.”


Bono (es lógico que su español no era muy claro): “Andáte a tomar por la reverenda (piiip) de tu tía la que le enseñó a trepar por el enjabonado a tu prima la rapidona veneradora de angoleños de Viagra. Y ni una coma te pongo”.


Cronista oculto de “Entre la Información y la Informalidad”: “…”.


Bono: “¿Vos quién sos?”


Cronista oculto de “Entre la Información y la Informalidad”: “Del diario, lo”.


Bono: “Hola Andrés”.


Cronista oculto de “Entre la Información y la Informalidad”: “Nah…”.


Bono: “Bueno, jau ar yú?”.


Cronista oculto de “Entre la Información y la Informalidad”: “Todo bien. Graciavó”.


 


Nos despedimos de ese lugar (por secreto periodístico no se puede develar) en nuestro móvil que, a esa altura, parecía un jumbus averiado por las circunstancias. Después, nos dimos cuenta que nos habíamos olvidado de pecharle una entrada para los conciertos en Brasil. "Uuh, cualquiera, que dolobus", fue la frase elegida para emprender la retirada, con sendos sanguches de fiambrín (todo un lujo) en nuestras manitas. Después, nos encontramos con el guitarrista de la banda del hermano de unos de los chicos, y chochos le contamos la hazaña periodística. Pero nos puso una cara rara y nos dijo que el irlandés le traía malos recuerdos sentimentales. Después le quisimos hacer #inyourface a Fer Toledo del Uno, pero nos ganó de mano.


 


En fin. Eso es todo lo que podemos decirles del encuentro en sí. Como balance al menos, el segundo y medio que compartimos fue casi grosso. Ahhhh, y que jamás le cuenten cosas como estas al guitarrista de la banda del hermano de unos de los chicos, porque les puede poner cara fea. Por lo demás, yo qué sé, es esto y mañana nos dedicamos a otra cosa.