El mítico Luna Park
El bonaerense Guido Carelli Lynch y el mendocino Juan Manuel Bordón (Mendoza, 1982) desentrañan la historia del estadio Luna Park recorriendo las etapas del boxeo en nuestro país, repasando actos centrales para la vida política argentina y develando una trama familiar atravesada por herencias, enfrentamientos y una relación amorosa nunca oficializada.
En “Luna Park. El estadio del pueblo, el ring del poder”, Carelli Lynch y Bordón explican cómo el estadio llega a estar en manos de la Iglesia, y presentan a una figura central en la administración y programación del predio: Ernestina Devecchi.
Devecchi, dueña del predio y del negocio desde la muerte de su esposo “Pepe” Lectoure, uno de los fundadores y tío de “Tito” Lectoure, es un personaje central en el libro.
Desde su fundación, a cargo de José Lectoure e Ismael Pace, el Luna Park fue escenario de las peleas de boxeo hasta los años 80, del encuentro de Perón y Evita, de masivos actos políticos, el casamiento de Diego Maradona y la despedida de Sui Generis.
-Guido Carelli Lynch: Nos encontramos con una trama familiar y con la historia de la propiedad del estadio siempre vinculada a la política: con el peronismo para conseguir los papeles definitivos, con la Libertadora, que amenaza con intervenirlo, hasta que se lo termina quedando la Iglesia.
-Télam: ¿Cómo se establece ese vínculo con el peronismo?
-GCL: Pace es quien lleva esa relación primero, porque es peronista, pero además Perón adoptó al Luna Park como propio y eso coincide con que, en la emergencia del peronismo, Pepe Lectoure queda un poco retirado porque queda ciego y se muere en el año 50.
-Juan Manuel Bordón: Pace es el que establece el vínculo con el peronismo. Dicen que era muy amigo de Juan Duarte, tenía siempre el prendedor peronista. Además para el gobierno peronista la idea de un argentino campeón mundial o figura destacada del deporte era algo realmente importante.
- T: En el libro se cuenta el comienzo del boxeo en nuestro país y cómo esa práctica estaba permitida solo para una élite...
-JMB: Estaban los clubes más tradicionales y los más aristocráticos. La aristocracia toma al boxeo pero diciendo que es una práctica brutal salvo que se haga según ciertas reglas, entonces marcan una línea muy clara entre las peleas que hacían los marineros y el deporte caballeresco que ellos practicaban clandestinamente. A medida que pasan los años y aparecen boxeadores de los sectores populares, como Firpo, esto empieza a entrar en conflicto.
-T: En términos de contrataciones, la relación de Tito Lectoure con los boxeadores era compleja.
-GCL: Gregorio Peralta es el primero que acusa a Lectoure de monopolio. Más allá de las asociaciones y federaciones con las que el Luna Park tuvo una relación tirante hasta el final, en la práctica ejercía como un monopolio del boxeo. El que no arreglaba en el Luna Park no peleaba en ninguna parte.
-T: ¿Cómo recuerdan a Lectoure los trabajadores actuales?
-GCL: Hay de todo. Los que quedan no tienen un recuerdo muy amable. Eso sorprende a la familia Lectoure, porque su recuerdo es que él y Ernestina ayudaban a los trabajadores. Por ejemplo cuando había pocos espectáculos y los hacían pintar el estadio o una butaca para pagar horas extras. El Luna Park durante mucho tiempo no fue un gran negocio y ellos lo mantuvieron. De hecho Ernestina tenía una cantidad de otros negocios con los que sostenía el Luna. Cuando el boxeo dejó de ser un negocio y Lectoure insistió en sostenerlo, Ernestina se lo concedió hasta que esa etapa finaliza en el año 87 porque había pocos ídolos y la televisión terminó de barrer con el espectáculo.