Para dar el primer paso, hay que poner el último pie

Hoy es 29 de diciembre. Sólo 24 horas antes era el Día de los Santos Inocentes, y cualquier cosa NO era la pura verdad, todo joda, todo broma.

Pero hoy no podemos usar ese estúpido recurso. Todo lo que se diga puede ser usado en nuestra contra, así que es momento de sacar las copas, descorchar nuestra mejor sidra (que compramos creyendo que era champagne) y sacar la libreta de mano para evaluar todo el calendario, punto por punto, o simplemente poner toda nuestra buena intención de acompañarnos (ustedes y nosotros) en esto de hacer de nuestra voz una noticia. Pero en serio. Más o menos.
Porque ya estamos. Es esa sensación de borde, de prepararse para cruzar el límite. Si las mujeres tienen “esos días”, el año tiene “esa semana” que dura casi dos, y que va más o menos desde el 20 de diciembre (tal vez el 21 o 22) hasta el 2 o el 3 de enero. Y a “esos días” no les pedimos nada, porque no va a saber qué hacer. Es como que el año ya terminó, pero el otro todavía no empezó. Una larga tarde de domingo, que dura 15 días, en los que planeamos qué vamos a hacer cuando empiece el lunes, digerimos lo que nos morfamos, nos movemos agitados de acá para allá, sin saber demasiado por qué. Está difícil conseguir un bondi, un taxi, un cajero o un negocio abierto. Siempre con cara de “felicidades”, para que los compañeros de trabajo, los vecinos, la familia, y sobre todo el espejo, nos crean, y no nos pongan en el equipo de los agretas del balance. Además, queda lindo ir por la calle con cara de optimista...
Este miércoles es para los seres queridos, imaginando un pronóstico 2015 siempre mejor, cosa que deseamos para nosotros, para todos, para nuestra posteridad, y para todo hombre del mundo que quiera habitar el suelo argentino, chileno, boliviano, senegalés, danés, brasilero, digamos que todos los habitantes y las habitantas. Con la casa en orden, condenados al éxito, porque "a los tibios los vomita Dios", y es bueno creerse eso de que "hay que dejar de robar por lo menos dos años", porque llorar es un sentimiento y mentir es un pecado, pero estamos mal pero vamos bien, y el voto es no positivo, aunque uno hable con el corazón y le respondan con el bolsillo, más allá de que la duda es la jactancia de los intelectuales...
Pero también el año puede ser ese montón de cosas que no pueden pasar, pero pasan. Suceden, y entran todas en un increíble mismo rango. Van pasando, y en la vidriera de las expresiones públicas las incluimos en la misma categoría. Una especie de tribuna, donde somos los espectadores de lo que pasa, eso que está mal “porque está todo mal”, pero miramos el vaso medio lleno para no atragantarnos del todo. Porque todo pasa, y en esa dimensión, todo va a estar más o menos bien. Siempre con la sorpresa destacada en el calendario, pero para eso hay que dar el primer paso. Es como que, si la reunión viene aburrida, se va a poner linda. Polémica. Caliente. Un inicio distinto, para romper con la típica discusión sobre si el pan dulce lleva frutas secas o abrillantadas, o si deberíamos festejar la Navidad en junio para que no haga tanto calor, o si la vida empieza en el momento de la concepción, del nacimiento, a los 40, o cuando uno se recibe de médico, según plantean las diferentes teorías y creencias.
¿Ya dijimos felicidades? ¿No? ¿Y de qué hablamos todo este tiempo? Salute, que lo disfrute, nos encontramos el año que viene…