La historia del cuadro robado por los nazis que apareció en una casa en Mar del Plata
Una investigación periodística reveló que en una vivienda de Parque Luro, Mar del Plata, fue encontrada una obra de arte saqueada por el régimen nazi en Ámsterdam. Se trata de "Retrato de dama", del pintor italiano Giuseppe Ghislandi (1655-1743), que pertenecía al comerciante judío Jacques Goudstikker y cuyo rastro se había perdido tras la derrota alemana.
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El hallazgo se conoció este martes 26 de agosto, aunque ocurrió a principios de año, cuando periodistas del diario Algemeen Dagblad (AD) y el investigador retirado Paul Post identificaron la pintura en fotografías publicadas en la web de la inmobiliaria Robles Casas & Campos. En las imágenes, que mostraban el interior de la vivienda, el cuadro aparecía colgado en el living. Tras la difusión, las fotos fueron retiradas del sitio.
La propiedad estaría vinculada a una de las hijas de Friedrich Kadgien, un funcionario nazi que colaboró estrechamente con Hermann Göring en la confiscación de bienes a comerciantes judíos.
Kadgien logró escapar a la Argentina tras la guerra, se radicó en Buenos Aires y murió en 1978. Documentos militares estadounidenses lo describieron como "una serpiente de la peor calaña", con una fortuna considerable que nunca fue declarada.
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El lienzo de Ghislandi representa a la condesa Colleoni y forma parte de una serie de retratos que integran colecciones de museos como el Rijksmuseum de Ámsterdam. Especialistas de la Agencia del Patrimonio Cultural de los Países Bajos, entre ellos Annelies Kool y Perry Schrier, confirmaron que no existen dudas sobre su autenticidad: "Las proporciones y los colores concuerdan con la información que tenemos", afirmaron.
Aunque su valor económico aún no fue estimado, los expertos coinciden en que la importancia de la obra radica en su peso histórico y cultural. En palabras de los especialistas, el cuadro se convirtió en "un símbolo de la lucha por la restitución de bienes culturales robados" durante el Holocausto.
El registro de Goudstikker, clave para rastrear las piezas confiscadas por el nazismo, permitió finalmente ubicar esta pintura que permaneció oculta durante más de siete décadas en la costa atlántica argentina.